La mujer cristiana había sido condenada a muerte por haber supuestamente ofendido al islam. No aceptó convertirse al islam para salvar su vida.
La Corte Suprema de Pakistán absolvió este miércoles en apelación a la cristiana Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemia en 2010. El caso de esta mujer suscitó indignación en el extranjero y violencia en el país, en medio de grupos radicalizados y de pacíficos fieles del islam.
“Fue absuelta de todas las acusaciones”, expresó un juez al leer el veredicto de la Corte Suprema. Su abogado musulmán aseguró que la mujer, sentenciada hace ocho años a la pena de muerte, recuperará la libertad pronto. En todo el mundo hubo iniciativas para pedir por su vida y por un juicio justo.
La Corte Suprema dispondrá la pronta liberación de Asa Bibi, detenida en una prisión de Multán, en la zona central de Pakistán.
Sin embargo, el fallo podría provocar la furia de los numerosos islamistas convencidos de la culpabilidad de la mujer. Hubo incluso amenazas dirigidas a los jueces que estaban analizando el caso, por lo que se tuvieron que adoptar medidas de seguridad en Islamabad, donde tiene su sede el máximo tribunal del país.
“El veredicto muestra que los pobres, las minorías y los segmentos más bajos de la sociedad pueden obtener justicia en este país a pesar de sus defectos”, dijo a la AFP Saif-ul-Mulook, abogado de la acusada.
El caso de Asia Bibi, madre de cinco hijos, comienza a partir de una discusión por un recipiente de agua. Encargada de buscar agua mientras trabajaba en un campo, se le acusó por ser cristiana de contaminar el recipiente y volverlo impuro. Se le dijo que debía convertirse al islam, cosa a la que Asia Bibi se opuso. Alegando que Cristo dio la vida por la humanidad, la mujer preguntó a las que la increpaban qué había hecho Mahoma por ellas. Eso fue suficiente para que la denunciasen por blasfemia. Un juez la condenó a muerte, ofreciéndole salvarse en caso de convertirse al islam. Asia no aceptó el arreglo. “Si el juez me ha condenado a muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por él”.
La historia de esta cristiana de orígenes modestos divide profundamente a la opinión pública paquistaní. La blasfemia es una cuestión extremadamente sensible en Pakistán, un país muy conservador en el que el islam es religión de Estado. La ley prevé hasta la pena de muerte para las personas halladas culpables de ofensa al islam.
En Pakistan lo de la blasfemia se maneja discrecionalmente, no tanto por motivos religiosos como por venganza o por odio. Los jueces de la Corte asumieron una posición digna y heroica, especialmente recordando al gobernador que las turbas fanáticas asesinaron por indultarla en su momento. Los años de prisión injusta y los riesgos son un testimonio de fe descomunal.