Informar, un apostolado

Informar, un apostolado

Con 90 años, el entusiasmo y la responsabilidad de siempre, el Director de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), Miguel Woites, recibió a Ciudad Nueva, repasó su historia y se refirió a este servicio para la Iglesia.

“Deseo dirigir un llamamiento a un periodismo de paz (…). Un periodismo hecho por personas para personas, y que se comprende como servicio a todos, especialmente a aquellos –y son la mayoría en el mundo– que no tienen voz”. Estas palabras del papa Francisco, que se leen en el cierre de su mensaje por las 52º Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales, en enero de este año, coinciden de principio a fin con el accionar de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) desde su fundación y con la manera de proceder de su director, Miguel Woites, quien con 90 años sigue al frente de esta valiosa tarea de difundir las noticias de la Iglesia, no solo para la Argentina, sino para el continente y el mundo.

Es la mañana de un lunes agitado en el microcentro porteño. Sin embargo, la vorágine de la calle y la velocidad con la que acontecen las noticias, son diametralmente opuestas a la tranquilidad y la paz con la que recibe a Ciudad Nueva este esposo que acaba de cumplir 65 años de casado, padre de cinco hijos, abuelo de 27 nietos y bisabuelo de 19 bisnietos. “No tengo una fórmula o receta –aclara cuando se lo menciona como un ejemplo en estos tiempos de inestabilidad de la familia–. Tengo la promesa de fidelidad hecha ante Dios y ante el pueblo, y la cumplo. Con constancia, sin fijarme en las dificultades. Creo que si todos se propusieran hacerlo la sociedad sería distinta, y eso es todo cuestión de voluntad”.

Detrás de él está la biblioteca donde lucen encuadernados todos los boletines de AICA desde su creación, en 1956, hasta la actualidad. “Toda una vida. Cuento con una espalda grande”.

Casi como una premonición, Miguel Woites nació el 7 de junio de 1928, una fecha que luego sería elegida como la del Día del Periodista. “Mi incursión en esta profesión fue de manera fortuita. Dirigía un periódico en la Juventud Obrera Católica, donde militaba. Eran tiempos muy distintos. Y como la Iglesia no tenía medios de comunicación y había problemas para dar a conocer las noticias –eran tiempos de persecución– los obispos crearon esta agencia sin tener una idea muy clara de lo que iban a hacer. El padre Arnaldo Canale, que después fue obispo, me llamó a mí porque yo dirigía ese periódico. Era una cosa más bien de apostolado. No tengo título de periodista pero a veces eso no significa nada. Hoy día vemos cómo muchos periodistas que tienen títulos y diplomas no contribuyen ni a la paz ni a la unión de la gente”.

Desde sus comienzos, AICA publicó semana a semana su boletín, sin interrupciones, y siempre se fue acomodando al ritmo de los avances tecnológicos, al punto que hoy tiene su envío diario gracias a los medios digitales. “Nunca dejó de salir el boletín. El número que corresponde a esta semana es el número que corresponde a las semanas que transcurrieron desde el 11 de junio de 1956”, aclara Woites y aporta un detalle de aquellos tiempos: “AICA se convirtió en una de las cuatro agencias católicas del mundo, junto a Suiza, Alemania, Holanda y España, que fue posterior. Estamos hablando antes del Concilio Vaticano II. Y todavía estamos acá, con optimismo, nunca dejamos caer los brazos”.

Precisamente, el Concilio es uno de los hitos que Woites marca en la vida de AICA, junto a las visitas de Juan Pablo II: “Ahí tuvimos un papel muy importante porque estábamos a cargo de la oficina de prensa. En la primera visita había 4000 periodistas acreditados. Varios de los muchachos que trabajaban con nosotros hoy son sacerdotes, otros fueron importantes periodistas en distintos medios”.

Claro que la elección de Jorge Mario Bergoglio como el primer Papa sudamericano y argentino también forma parte de los hechos que han sacudido la vida de la agencia en general y de Woites en particular. “Cuando vuelvo vemos ese problema del cual me hablás”, cuenta el director de AICA que le dijo el entonces arzobispo de Buenos Aires, días antes de viajar al Vaticano en febrero de 2013. “Y no volvió más”, se ríe y detalla: “Su nombramiento no lo esperaba, aunque algunos decían que era el candidato. Si todos los argentinos se enorgullecieron de que un compatriota llegara a la silla de San Pedro, te podrás imaginar nosotros, que continuamente estábamos con él, día a día. La emoción fue mucho mayor. Desde ese momento AICA fue requerida por todos los periodistas del país y del mundo, porque tenemos todos los discursos y todo lo que él dijo lo tenemos registrado acá”, dice, señalando la biblioteca que está a su espalda.

No obstante, Woites no se queda anclado en el pasado y es consciente de todo lo que se dice alrededor del accionar de la Iglesia, por lo que se encarga de destacar la verdadera misión de AICA: “Nosotros difundimos la voz y la actividad de la Iglesia argentina e internacional. No comentamos, no opinamos, simplemente entregamos el material. Cada uno según su buen saber y entender saca conclusiones. Nuestra función es difundir la voz del Papa, de los obispos, de los sacerdotes y de las instituciones de la Iglesia. Siempre son buenas noticias, alentadoras, positivas. Es la misma iglesia con diferentes actividades. Desde un principio nunca cambiamos la misión que nos dio el episcopado, para Argentina, el continente o el mundo. Nuestro desafío es ‘la verdad antes que una dudosa primicia’. Mucha gente leyendo las noticias de AICA entra en una congregación, ve los carismas. Ahí nos sentimos útiles para Dios. Yo suelo decir: ‘Agarré el arado y siembro, y Dios hace germinar la semilla donde quiere’”.

La historia de AICA fue de la mano de la historia de la familia Woites. Es difícil separar a una de otra, ya que “desde chiquitos mis hijos venían a ayudar y hoy varios de ellos continúan trabajando aquí. Pero AICA no es de la familia Woites como algunos creen, la familia Woites fue fiel al llamado de la Iglesia y aquí está, dando tiempo, ganas y entusiasmo. Es un apostolado”.

Cuando se refiere a esa fidelidad, no duda en fundamentarla en un importante aspecto: “Toda esta vida está sustentada en la oración. Aquí en AICA tenemos entronizada a la Virgen de Luján. Se dice que AICA es una gran familia pero también en la familia hay peleas y demás. Todos los días a las 12 del mediodía salimos de nuestras oficinas y le ponemos a la Virgen nuestras oraciones y peticiones del día. Es un minuto fundamental. Esto es una obra de Dios y Dios evidentemente quiere que siga adelante. La oración es poderosa, nos ayuda a sortear todos los problemas, un momento de meditación, de oración es más importante que el aporte de un dinero o lo que fuere. Normalmente podemos no creer en eso, pero la fe es poderosa para uno y para la sociedad. Ser un cristiano íntegro, sin dudar y sin traicionar esa fe.”

Entrevista realizada por Carlos Mana y Santiago Durante, publicada en la edición Nº 604 de la revista Ciudad Nueva.

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