El Gobierno de Colombia y las FARC sellan el paso previo al acuerdo de paz que pondrá fin al conflicto más largo de América latina.
La derrota de la selección de fútbol de Colombia ante Chile de anoche, no puede aguar la fiesta que significa para el país el anuncio del cese al fuego bilateral y definitivo que se firmará hoy en La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC.
El anunció fue realizado ayer en un comunicado que indicó que las partes han llegado con éxito “al acuerdo del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, la dejación [consigna] de las armas y las garantías de seguridad”.
Para la firma del acuerdo en La Habana, estarán hoy presentes,además del presidente colombiano Juan Manuel Santos, el secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, el presidente venezolano Nicolás Maduro y la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, países que han facilitado el proceso; el presidente cubano Raúl Castro y el canciller de Noruega, Borge Brende, cuyos Gobiernos han sido garantes del proceso de paz.
¿Se trata del acuerdo definitivo de paz? No exactamente, aunque se trata del paso previo que establece que las armas callen de una vez por todas. Las partes ponen fin a las hostilidades, el acuerdo final entrará en vigor cuando se firme la totalidad del punto 3 sobre el Fin del Conflicto. Posiblemente, en el acto de hoy se detallará el cronograma y las condiciones para la puesta en marcha de la pacificación indicando las zonas de concentración de los guerrilleros, el sistema por el cual las FARC dejará las armas y las garantías de seguridad para los desarmados.
Se deberán, además, cerrar los puntos relativos a la implementación, la verificación y la refrendación de los acuerdos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ya está preparado para supervisar y verificar el cese bilateral del fuego, incluyendo la entrega de las armas, a través de una misión política aprobada por el organismo el pasado enero. Es muy posible que estas tareas se extiendan a lo largo de todo un año e incluso más, a pedido de las partes, a partir de la firma del acuerdo final de paz.
Uno de los temas más delicados, que ha retrasado la negociación, ha sido precisamente la demanda de las FARC de que se garantice su seguridad para que, una vez desarmadas no sean víctimas de ataques, como ocurrió con la izquierdista Unión Patriótica en los años ’80-90, exterminada en circunstancias similares. Es la razón por la que el comunicado se refiere a que el final de la guerra con la guerrilla implica también la lucha contra las nuevas bandas criminales (Bacrim), sucesoras de los grupos paramilitares, que siguen ensangrentando el país, atacando organizaciones de la sociedad civil. La presencia de estos grupos y la guerrilla del ELN son hoy el factos que todavía impide al país alcanzar la paz total y definitiva.
Los negociadores se quedarán en Cuba para definir los últimos detalles del acuerdo definitivo, que se espera alcanzar el 5 de julio, o al menos cerrar los aspectos más relevantes. El presidente Santos confía en haber firmado la paz con las FARC para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. Para esa fecha, el mandatario espera que la Corte Constitucional haya aprobado la celebración del plebiscito popular para refrendar el acuerdo de paz y que estén listos los mecanismos jurídicos para aplicar la mayor parte de los pactos alcanzados en La Habana.
Queda poco, muy poco, para que Colombia entregue a la historia el doloroso capítulo de 50 años de guerra, que ha provocado más de seis millones de desplazados, 220.000 muertos y 45.000 desaparecidos.