
Quien fuera el primer focolarino de la Argentina y director de la revista Ciudad Nueva, donde trabajó durante 40 años, partió al Cielo en la tarde del lunes 28 de abril.
Lo recordamos a través de estas líneas de Carlos Mana, focolarino también, quien junto a Honorio y tantos otros han llevado adelante la Editorial durante muchos años.
Honorio comenzó a trabajar (“hacer”) Ciudad Nueva cuando volvió de Grottaferrata, Italia, donde había hecho la escuela de focolarinos, promediando la década del 60, hasta los primeros años del nuevo siglo.
Con Honorio trabajamos juntos desde julio de 1984 hasta que él dejó Ciudad Nueva, aún si luego siguió colaborando desde la Mariápolis Lía, en O’Higgins.
Recuerdo momentos vividos juntos de alegría por algún logro o también, en momentos difíciles, donde había que remar juntos, por ejemplo durante la campaña de suscripciones. Un día descubrimos que los dos teníamos la misma práctica: antes de llegar a Ciudad Nueva cada uno pasaba por una iglesia y pensando en los miembros del Movimiento que ya habían fallecido y que cuando estaban entre nosotros solían hacer una determinada cantidad de suscripciones, les pedíamos que nos ayudaran a que ese día llegaran más suscripciones todavía.
Otra vez me recuerdo que estábamos en época de hiperinflación, por la mañana viene quien se encargaba de la administración y me dice: mañana entra el cheque de la imprenta y en el banco no tenemos lo suficiente. Vamos a tener que cubrir. Solo que no había cómo cubrir y era una suma grande: 5.128 pesos (era durante el período en el que un dólar valía un peso). Voy a la oficina de Honorio para comentarle y está hablando por teléfono. Cuando corta le comento y me dice que lo había llamado un viejo amigo que venía de otro país y que pasaría por Ciudad Nueva para dejarnos algo que tenía para nosotros. Estuvimos todo el día pendiente y casi cuando ya se terminaba la tarde llegó esta persona. Lo atendió en la salita de recepción, le ofrecimos un café y estábamos todos pendientes de esa conversación que duró bastante tiempo. Después que lo despidió, Honorio sonriente vino con un sobre. Contamos y había 5000 dólares. Enseguida nos fuimos a fijar en el banco cuánto había y exactamente teníamos 128 pesos. Un festejo y una alegría enorme: la Providencia no se había hecho esperar.
O la vez que, durante el proceso militar, se había publicado la cifra de desaparecidos. Cuando llegó la revista impresa se dieron cuenta que no se podía enviar a los suscriptores. Aún si eran datos ciertos no era prudente en ese momento. Pasamos toda una noche cortando esa página en cada revista.
Así podría contar cientos de experiencias: cuando Chiara Lubich visitó Ciudad Nueva y justamente hablando con Honorio dijo cosas que luego se revelarían muy importantes para todo el Movimiento.
Honorio era un apasionado del diálogo y los procesos de paz. Luego de diciembre de 1983, cuando retornó la democracia a la Argentina, él reunió por largo tiempo un grupo de reconciliación, donde había personas de distintas tendencias hasta hacía poco muy enfrentados. Creó una amistad con cada uno y entre ellos que perduró en el tiempo.
Ante ideas nuevas no se echaba atrás. Las aceptaba con entusiasmo y ponía todo de sí. Un día le propuse escribir un libro sobre su relación con los hijos, al poco tiempo había reunido un volumen que tituló: ¿Por qué sos mi papá?. Lo mismo cuando se le propuso escribir la historia de Victorio Sabbione. No se dio descanso hasta que logró reunir el material y darle forma con mucha creatividad de tal modo que surgió un libro muy ameno e interesante a lo largo de las páginas. Una cosa muy difícil de lograr en una biografía.
Ya antes de que yo llegara a Ciudad Nueva tuvimos algún encuentro profesional. Yo estaba terminando la Universidad. En todos los años compartidos aprendí mucho de él en cuanto al periodismo. Pero lo que más me queda en el corazón es haber encontrado un amigo, un hermano mayor, con el que recorrimos mucho camino juntos también en los años siguientes en la Mariápolis de O’Higgins. ¡Gracias Honorio y hasta la vista!
Gracias por esta reseña. A él por vivirla y.a vos por escribirla tan clara y real. Hacía tiempo que no nos veíamos, pero los 60 años de conocernos siempre fueron vigentes para mí. Un saludo cariñoso para María.
Gracias Carlos. Yo también, encontré un amigo desde el primer día que llegué en la Mariapolis. También fue mi maestro de castellano y en cada “lección” era un encuentro con Jesús. Gracias Honorio por tu vida.
Gracias Honorio por una vida ejemplar, digna de ser imitada.
SOLO GRACIAS!!!
Gracias a Dios por su vida
Como dice una de nuestras canciones “Si yo tuviera que decir mi nombre diría Gracias Honorio por tu total donación a la Obra de María”. Los frutos están a la vista a lo largo de tus años como focolarino. Siempre mi recuerdo de ti se asocia a la visita de Chiara cuyo rostro de felicidad y alegría se contempla en la foto que te saluda cuando visita Ciudad Nueva Argentina.
Abrazo fraterno al cielo
Gracias Carlos por dejar el alma en estas líneas que nos permiten conocer y entender mucho más de la fructífera vida de nuestro querido Honorio. Damos Gracias por su vida, que sin dudas ha Sido una inspiración para muchos a vivir el ideal con entrega, radicalidad y Amor concreto.
Gracias!! Carlos por ti recuerdo compartido !!
Yo lo recuerdo en las Mariapolis ! Con su voz tan cálida y hasta profesional !! Sus palabras cotidianas evangelizaban Emanaban amor y paz !! Todo humildemente ,naturalmente ,cómo esa sonrisa tan focolarina !! testigo viviente de la presencia de Jesús en Medio y del Amor inmenso ,infinito de Dios!!!
Gracias Carlos, veo a traves de estas experiencias un verdadero niño Evangélico, que se confia al Padre, que se conmueve al verificar su intervención, que cree y ama a todos,desde sus hijos y hasta los mas distantes, siendo constructor de Paz. Gracias por este magnífico “cuadro” que nos muestra la fecundidad de nuestro Honorio
Gracias Carlos!
UN TESTIMONIO DE VIDA….ALGUIEN QUE SUPO JUGARCE POR LA UNIDAD…. FUE LUZ PARA NOSOTROS Y COMPANERO DE CAMINO …
Gracias Carlos por la semblanza de Honorio. El PapaFrancisco cuando le preguntaron cómo quería que lo recordaran dijo:” se fue un buen tipo que hizo lo que pudo…”. Honorio-Francisco….sin palabras.
Hermoso relato de un hombre de Dios.
Gracias Honorio por tanta entrega.
Ya estarás charlando nuevamente con Vittorio
Ahora recuerdo haber leído un libro escrito por él, “solo de noche se ven las estrellas”, la vida de otro Popo, Jorge Hadad. Fabuloso. Descanse en paz
Muy fuerte la partida de Honorio, para mí. Imolvidables momentos de charla y reflexión cpmpartidas. Invalorable para cada persona que haya compartido un momento con él.