El candidato ultraderechista mantiene una distancia entre 10 y 12 puntos por sobre su adversario de izquierda.
Se acorta la distancia entre los candidatos a la presidencia de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Fernando Haddad. Sin embargo, Bolsonaro sigue manteniendo una holgada distancia que parece difícil que Haddad pueda revertir. Cuando faltan horas para los comicios el 56% estaría a favor del primero y el 44% votaría por el segundo.
Ambos se han dedicado a consolidar su posición siguiendo. Bolsonaro ha cuidado y limitado lo más posible sus salidas públicas y las ha realizado solo en ámbitos controlados. Dio una rueda de prensa esta semana para mitigar sus expresiones acerca de retirar Brasil del Acuerdo de París sobre cambio climático, lo que pudo provocar irritación en ambientes ecologistas y del 6% de los 147 millones de votantes que todavía no se han decidido. También hay un 8% que ha manifestado votar nulo y que ante ciertas manifestaciones radicalizadas – a este candidato no le faltan- podría decidirse por votar por Haddad. También hay 30 millones de votantes que en primera vuelta no han concurrido a las urnas. La estrategia ha sido precisamente la de evitar que puedan hacerlo premiando al candidato a la izquierda. La campaña de Bolsonaro no ha utilizado masivamente los medios tradicionales, privilegiando las redes sociales, donde tiene una gran cantidad de seguidores.
Por su parte, Haddad se ha dedicado a consolidar el voto de izquierda, tratando de unificarla en torno al mensaje de a evitar que gane un presidente antidemocrático y violentista. Su intento ha sido el de recuperar a los votantes de su sector desilusionados por su Partido de los Trabajadores, tras la debacle sufrida y con su cúpula encarcelada por corrupción. Para ello ha convocado a intelectuales internacionales y pesos pesados de la izquierda para que recuerden la amenaza autoritaria que representa el adversario derechista.
Un reciente mapa electoral del Brasil ha mostrado en colores rojos los distritos que han votado por Haddad y en azul los que votaron por su adversario. Se evidencia una polarización que concentra en los centros urbanos económicamente más ricos y en el sur las zonas azules, mientras que el “nordeste” y el norte, tradicionalmente pobres, se tiñeron de rojo, junto con gran parte del país rural.
El tema de la seguridad es uno de los caballos de batalla de Bolsonaro. Siete de las veinte ciudades más inseguras del mundo son brasileñas. Los homicidios han sido el año pasado más de 67.000 y sin duda es una situación grave. A esto se une el recurso de noticias falsas, a veces groseramente tales, difundidas por whatsapp, herramienta que para buena parte de la opinión pública es la principal fuente de información.
Falta poco para la última y más auténtica encuesta, la de las urnas. Sea cual fuere el resultado, los estamentos políticos de Brasil deberán hacer una atenta lectura de esos datos para comprender qué está pasando en el país y de qué manera es posible que su sistema democrático se ajuste a esa realidad.