Frustración en el desierto

Frustración en el desierto

Después de igualar 2 a 2 en los 120 minutos, River cayó por penales con Al Ain de Emiratos Árabes en la semifinal del Mundial de Clubes. Una gran sorpresa después de lo que había sido el éxito en la Copa Libertadores.

El fútbol tiene ese no sé qué… ¿viste? Es difícil encontrarle una explicación a lo que sucedió en el desierto de Abu Dhabi. Pero lo concreto es que el reciente campeón de América no pudo doblegar al campeón de Emiratos Árabes y cayó en los penales, quedándose con las ganas de disputar la final del Mundial de Clubes, ese certamen que desde hace años reemplazó a la Copa Intercontinental y que ningún club sudamericano pudo obtener.

River es superior a su verdugo de hoy. No obstante, el fútbol es un deporte en el que si se tiene un mal día, cualquier rival puede potenciar sus cualidades y hacerle frente hasta al más poderoso. Historias de estas hay a montones, cada vez son más frecuentes y aun así siguen generando asombro.

Cada vez que se disputa este certamen todos especulan a priori en lo que sería una final Europea-Sudamericana. De hecho hasta la FIFA así lo organiza, llevando a los campeones de estos continentes directamente a las semifinales, conociendo el poderío que estos suelen tener por sobre equipos de otras regiones.

River tuvo el llamado de atención ya a los 3 minutos de juego, cuando se encontró en desventaja tras un error defensivo en un córner que no parecía tener complicaciones. De hecho su reacción fue inmediata, y en menos de 15 minutos ya lo había dado vuelta con goles de Rafael Borré.

No obstante, nunca pudo encontrarle la vuelta para liquidar el partido, sufrió sus propios y continuos desaciertos en el fondo y a los 6 minutos del complemento llegó la igualdad de los locales.

Así y todo, cada vez que River atacaba parecía que desnivelaría el marcador, incluso cuando tuvo la chance en los pies de Gonzalo Martínez, que estrelló un penal en el travesaño. Esa posibilidad pareció ser un nuevo baldazo para el conjunto argentino, que le costaba encontrar claridad y ahora le pesaba haber desaprovechado una chance clara.

Salvadas extraordinarias de Franco Armani y de su colega Khalid Essa hicieron que el encuentro fuera a los penales, donde convirtieron todos menos Enzo Pérez, quien remató muy débil el último de la serie y fue atajado por el arquero local.

¿Pudo haber estado relajado River tras el histórico logro frente a Boca? ¿Subestimó a su rival? Lo sabrán los jugadores en la intimidad del vestuario, mientras mascullan bronca por una chance que han dejado escapar de manera insólita. El fútbol tiene ese no sé qué… ¿viste? Un día vivís una euforia y alegría sin igual y una semana después la desazón puede invadirte sin encontrar demasiadas explicaciones. River lo sabe muy bien.

Deja un comentario

No publicaremos tu direcci贸n de correo.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.