El sábado 26 de septiembre, Donald Trump presentaba formalmente a su nominada para la Corte Suprema, la jueza Amy Coney Barrett. El mandatario no quiso dejar pasar la oportunidad de imponer su postura en el tribunal, ya que el cargo es vitalicio.
La jugada tuvo sus consecuencias, porque aquel sábado se dieron cita un centenar de figuras del gobierno y republicanos en los jardines de la Casa Blanca, donde pocos usaron barbijo, y la distancia social estuvo ausente.
Lo cierto es que luego de aquel evento, al menos ocho asistentes, incluidos el presidente y la primera dama, dieron positivo por coronavirus.
Si bien el acto se llevó a cabo al aire libre, las sillas de los invitados no estaban separadas. Los asistentes no respetaron la distancia social, y hasta corrieron abrazos. Como si esto fuera poco, antes hubo una recepción en el despacho oval a la que asistieron los Trump, la jueza con su familia, y encumbrados mandatarios. La mayoría de asistentes no llevaba barbijo, y tampoco hubo distanciamiento.
Además de Donald y Melania Trump, han dado positivo el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; Kellyanne Conway, exasesora de Trump que dimitió en verano; los senadores republicanos por Utah y Carolina del Norte Mike Lee y Thom Tillis; el reverendo John Jenkins, presidente de la universidad católica de Notre Dame.
Las autoridades sanitarias de Washington están preocupadas porque podría haber sido un foco propagador. En la capital norteamericana están prohibidas las reuniones de más de 50 personas, aunque las propiedades federales no se rigen por la regulación estatal por lo que la Casa Blanca no infringió ninguna ley. Irónicamente, el festejo prematuro podría llegar a complicar la polémica designación de la jueza Barrett en la Corte, antes de estas convulsionadas coronaelecciones. Ya que ambos senadores contagiados son miembros del comité judicial de la Cámara Alta, que deberían votar primero para iniciar el proceso de nominación, y estarán en cuarentena. Inoportuno festejo.
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