Volvió a aumentar el hambre en el mundo, la padecen 821 millones de personas. A su vez, la obesidad afecta a 672 millones de personas.
Son algunos de los datos más llamativos del documento presentado por la FAO, la agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura, “El estado de la seguridad alimentar y la nutrición en el mundo 2018”. Colaboraron a la preparación del estudio, cinco grandes agencias de Naciones Unidas. Además de la ya mencionada, el Programa Alimentar Mundial (PAM), la UNICEF (infancia), el IFAD (desarrollo agrícola), la OMS (salud).
La inseguridad alimentar se ha visto incrementada por varios factores que inciden tanto sobre la insuficiente producción de alimentos, como sobre su ingesta excesiva: los cambios climáticos, los conflictos, la violencia y las crisis económicas. En el mundo, por razones de alimentación insuficiente, 151 millones de niños con menos de 5 años sufren retrasos en su crecimiento, y otros 51 millones son los más expuestos a enfermedades y a un mayor riesgo de vida.
Se retrocede en el mundo respecto del hambre, lo que puede comprometer definitivamente alcanzar el objetivo de eliminar el hambre en el mundo para el año 2030, asumido por todos los gobiernos. En África y América latina, se ha retrocedido concretamente. Hemos regresado a la situación del hambre de hace diez años.
Por otra parte, mientras se incrementa el riesgo de efectos de la desnutrición durante el embarazo, con peso insuficiente al nacer, la falta de alimentos sanos provoca sobrepeso también en las chicas en edad escolar y en las mujeres. Los diferentes factores de inseguridad alimentar, exponen a las familias al riesgo del sobrepeso y de la obesidad.
Los efectos del cambio climático, por otra parte, inciden particularmente en aquellos países que dependen mucho de la producción agrícola. En África subsahariana se advierte la vulnerabilidad tanto a las lluvias excesivas como a las sequías, en medio de temperaturas cada vez más elevadas.
Las cinco agencias de la ONU invitan a actuar rápidamente y a gran escala para estimular la resiliencia ante las adversidades climáticas. Las agencias de la ONU invitan por tanto a una mayor cooperación con los países más afectados por la problemática y no perder de vista el objetivo “Hambre cero” con programas de manejo y reducción de los riesgos en el corto, mediano y largo plazo.
Las polémicas que en Europa siguen en torno a la emergencia provocada por el flujo de migrantes y refugiados hacia ese continente, indican que sin una mayor cooperación y una mayor solidaridad de los países ricos para con los más pobres, será difícil revertir la tendencia a buscar en el mundo del desarrollo nuevas oportunidades de una vida mejor.