Segunda parte del artículo sobre el documento de la FAO que analiza la incidencia de los problemas nutricionales en nuestra región.
Cada año aumentan en 3,6 millones las personas obesas y hoy uno de cada cuatro adultos de la región es obeso. Unos 250 millones viven con sobrepeso, 60% de la población regional. El sobrepeso afecta a 3,9 millones de niños y niñas menores de cinco años, cifra que supera el promedio mundial de 5,6%, indica el informe. “Es una epidemia desbocada y fuera de control. Nunca hemos comido tan mal. Hay que cambiar el eje hacia una alimentación saludable y nutritiva”, subrayó Berdegué.
El funcionario agregó que 18 países de la región producen frutas y verduras, pero las exportan. “Es indispensable regular las grasas y sales de los alimentos. Hay mucha gente a la cual no le alcanza el dinero para comer saludable. Los currículos escolares deben incluir la alimentación sana y saludable”, enumeró el director regional de la FAO al plantear las soluciones posibles para afrontar la epidemia.
Por su parte, Carissa F. Etienne, directora de la OPS, aseveró que “aunque la desnutrición persiste en la región, en particular en poblaciones vulnerables, también se suman la obesidad y el sobrepeso que afectan de manera particular a esos grupos”. “Es necesario un enfoque multisectorial, que va desde asegurar el acceso a alimentos balanceados y saludables hasta abordar otros factores sociales que también impactan sobre estas formas de malnutrición, como el acceso a la educación, el agua y saneamiento y los servicios de salud”, indicó en una conexión desde su sede en Washington.
A su juicio, “debemos avanzar en el acceso a la salud universal para que todas las personas puedan recibir la atención y medidas de prevención que necesitan por temas de malnutrición y sus consecuencias a largo plazo”.
El Panorama resume que el hambre, la desnutrición, la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad afectan más a las personas de menores ingresos, a las mujeres, a los indígenas, a los afrodescendientes y a las familias rurales de la región. En Perú, el 25% de los niños quechuas y 23% de los aymaras sufren desnutrición crónica, mientras que a nivel nacional el promedio es de 16%, por ejemplo. En América Latina 8,4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres y las poblaciones indígenas sufren mayor inseguridad alimentaria que las no indígenas. En 10 de sus países, 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que el 20 por ciento más rico.
Según el Panorama, una de las principales causas del alza de la malnutrición en los grupos de población especialmente vulnerables son los cambios que han sufrido los sistemas alimentarios de la región y el ciclo de los alimentos desde su producción hasta su consumo.
Los mayores efectos se producen en los sectores más excluidos que, si bien han aumentado su consumo de alimentos saludables como leche y carne, muchas veces deben optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, porque tienen menor costo.
En cuanto a la división por género, el Panorama indica que 19 millones de mujeres sufren inseguridad alimentaria severa, en comparación con 15 millones de hombres.
En todos los países, la tasa de obesidad de las mujeres adultas es mayor a la de los hombres; en 19 de ellos, la tasa de obesidad femenina es al menos 10 puntos porcentuales superior a la de los hombres.
“La equidad de género es un valioso instrumento de política para reducir desigualdades. Necesitamos fortalecerla en la práctica, lo cual involucra promover la igualdad en el acceso y control de los recursos del hogar, así como en las decisiones para empoderar a las mujeres en desigualdad”, dijo Miguel Barreto, director regional del PMA, desde Ciudad de Panamá.