El bloque del Mercosur eligió unánimemente la suspensión indefinida del país, con el voto de Uruguay, hasta ahora aliado de Caracas.
Cada vez más aislado, el Gobierno de Nicolás Maduro avanza por una senda política que no promete una salida de la crisis que vive el país. Este sábado los socios fundadores del Mercosur acordaron aplicar la cláusula democrática y suspender a Venezuela por “ruptura del orden democrático”. La medida del bloque adoptada en Sao Paulo por los respectivos cancilleres de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay será por tiempo indefinido y se disparó a partir de la realización de la formación de una Asamblea Constituyente, un proceso que nace con vicios de legitimidad. La decisión contó con el voto del Gobierno uruguayo, un aliado ideológico de Venezuela.
El viernes pasado, la Santa Sede, que integraba el grupo de mediadores que estaba intentando encarrilar la crisis institucional que vive el país abriendo un diálogo entre Gobierno y oposición, había señalado la importancia de no avanzar en un proceso constituyente que agudiza el enfrentamiento. Pero el llamado no tuvo eco. No sólo, sino que la Asamblea Nacional Constituyente decidió destituir a la fiscal general, Luisa Ortega Díaz y en el fin de semana se produjo un confuso episodio violento en el que un grupo de militares habría atacado un cuartel de las fuerzas armadas, aparentemente para hacerse con armamento.
La situación está acercando posiciones entre los críticos del rumbo emprendido por el chavismo. Figuras que han sido parte del chavismo, como la ex defensora del Pueblo Gabriela Ramírez, el ex ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, el diputado y ex dirigente de Polo Patriótico -la coalición de partidos progubernamentales distintos al Partido Socialista Unido de Venezuela-, Eustoquio Contreras, además de Ortega Díaz coincidieron con miembros de la oposición en un acto organizado por la universidad jesuita Andrés Bello en torno a los valores de la actual Constitución del país.
Es dudoso que la insistencia del Gobierno de Nicolás Maduro pueda conseguir resultados concretos para bajar el nivel de tensión que vive el país y evitar que el enfrentamiento institucional reduzca su intensidad. Ante esta situación, atribuir la situación actual a un complot internacional no parece un argumento que se pueda sostener. Lo que debería primar es el bien común de la paz y el respeto del orden democrático.