El galardón ambiental reconoce la lucha de la comunidad de agricultores que buscan obtener el reconocimiento de sus derechos de propiedad de la tierra, hoy amenazada por la actividad minera.
El Premio Ambiental Goldman 2017 fue asignado a Rodrigo Tot, un tímido agricultor de 60 años, perteneciente a los pueblos indígenas de Guatemala, quien luchó contra una compañía minera y las autoridades de su país para recuperar las tierras de su comunidad.
La fundación Goldman destacó del galardonado el “intrépido liderazgo de su pueblo y la defensa de su tierra ancestral”, pese a los riesgos, las amenazas y que hace cinco años asesinaran a su hijo. Por su parte, Tot, que es pastor evangélico y líder indígena Q’eqchi afirmó a The Associated Press que este premio no cambia nada. “Me siento contento, pero también me siento el mismo líder, la misma persona. Creo que eso sería un estímulo al trabajo que hacemos, pero estoy tranquilo”, comenta antes de asegurar que sabe que el premio es por la lucha que ha librado por su tierra y sus recursos naturales.
Latinoamérica es una de las regiones más peligrosas para los activistas medioambientales. Dos anteriores ganadores del Goldman, la hondureña Berta Cáceres y el mexicano Isidro Baldenegro, fueron asesinados en el último año. Más de 450 activistas han sido asesinados entre 2010 y 2014, según la organización Global Witness, con sede en Londres.
Tot ha pasado casi medio siglo de su vida en la comunidad Agua Caliente “Lote 9”, en las montañas del municipio de El Estor, a unos 300 kilómetros de la capital, una zona rica en recursos naturales, como las nacientes de agua, pero también oro y níquel, estos últimos buscados por las empresas mineras. Hace 43 años su comunidad comenzó la lucha para exigir al Estado guatemalteco que devolviera los títulos de propiedad a Tot y otros 63 campesinos que los perdieron a pesar de haber pagado por ellos. Su tierra es rica en oro y níquel, lo cual la vuelve seductora para empresas mineras.
En 1972, un cambio en la legislación guatemalteca exigió a los 64 dueños de terrenos de la región que pagaran unos 4.500 dólares para recibir los títulos de propiedad, pero dos años después aquellos documentos seguían sin expedirse. Hacia 1985, los pobladores recibieron un título provisional que reconocía su derecho de propiedad mientras terminaban el pago de sus tierras, pero en 1988 varios folios del libro donde fueron inscritas las tierras de la comunidad desaparecieron. A pesar de ello se vieron obligados a seguir pagando y en 2002, cuando finalizaron el último pago, el Estado se negó a entregar sus documentos aduciendo que debía iniciarse un proceso judicial de reposición de los folios perdidos del libro. Desde entonces, Tot y otros habitantes defienden legalmente su derecho.
La situación de los 64 guatemaltecos se agravó a causa de la minería. A partir de 2004 el Ministerio de Energía y Minas concedió licencias de exploración, la última en 2006 a la Compañía Guatemalteca de Níquel CGN por 25 años. La licencia permite instalar una planta de procesamiento del níquel y buscar diversos materiales en 16 comunidades mayas, entre ella la de Tot. Aunque ignorados por las autoridades, los habitantes de la región se oponen alegando daños a los bosques y las fuentes de agua. Por ello, es clave conseguir mayor certeza jurídica sobre la propiedad de sus tierras.
Para el Centro de Acción Legal Ambiental y Social de Guatemala (CALAS), en el 100% de los casos en los que las comunidades indígenas se oponen a proyectos mineros, el estado guatemalteco siempre ha respaldado a las compañías mineras.
En marzo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aceptó la admisibilidad de una demanda presentada por Tot. En ésta, denuncia que el estado de Guatemala violó los derechos de dominio colectivo sobre las tierras, recursos naturales, libre determinación y autogobierno de los pueblos indígenas al negarles la entrega de sus títulos de propiedad de sus tierras.
En 2012, la CIDH ordenó medidas cautelares para su protección y la de su abogado, pero las autoridades locales han ignorado la disposición.
Sin embargo, Tot cuenta con el respaldado de su comunidad y eso le permite enfrentar el miedo, aunque no pasa por alto el precio que ha pagado por seguir adelante en su lucha. En octubre de 2012, su hijo fue asesinado durante un asalto a un bus y Tot piensas que el crimen fue una estrategia para silenciar sus peticiones.
“Jamás me olvidaré de la pérdida de mi hijo, pero yo sigo luchando”, dice y refuerza: “ya no estamos en los años 80, cuando desaparecían a un líder y todo quedaba silencio. Hoy no; cuando desaparecen a un líder, se levantan diez más y esa es la ventaja que tenemos”.
Fuente: La Jornada (México)
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Cada vez más los pueblos sencillos enfrentan la CORRUPCIÓN de los gobiernos, los poderosos ENTRELAZADA CON INTERESES ESPURIOS de grandes holding que hacen lovi para arrasar los recursos naturales y la sustentabilidad de la vida; movidos por la avaricia y la mezquindad, en perjuicio de la comunidad planetaria. Ellos cegados por el dios dinero no reparan en nada, en cambio cada vez más actores sencillos exponen sus vidas por amor a su tierra, a la creación a la casa común. Esto esta comprendido dentro de la promesa (Mt16: 24-25) Si alguno quiere seguirme niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mi, la encontrará.