Entre ellos figura Juan Barros, y el obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, acusado de abusos por ex seminaristas.
Mientras se aguarda la llegada a Chile en las próximas horas del enviado del Papa, monseñor Charlas Scicluna y su colaborador Jordi Bertomeu, con un escueto comunicado de la Conferencia Episcopal Chilena, se dio a conocer que el Papa Francisco aceptó la renuncia del cuestionado obispo de Osorno, Juan Barros, vinculado a Fernando Karadima, sacerdote condenado por graves abusos sexuales y prácticas inmorales en su sacerdocio y denunciado como encubridor de su actuación.
El Papa también aceptó la renuncia de otros dos obispos. El primero es Gonzalo Duarte, de la diócesis de Valparaíso, contra el cual hay denuncias desde 2008 por acoso sexual. Varios medios chilenos revelaron ayer que cuatro ex seminaristas evalúan comenzar una querella civil con motivo de esas conductas.
Finalmente, el tercer obispo del que se acepta la renuncia es el de Puerto Montt, Cristian Caro, quien en febrero alcanzó el límite de edad de 75 años, fijado por el código de derecho canónico.
A mediados del mes pasado, todos los obispos de la Conferencia Episcopal presentaron en el Vaticano su renuncia, luego de las reuniones en las cuales con el Papa Francisco trataron el tema de los escándalos que están sacudiendo la Iglesia chilena. En una carta dirigida a los fieles chilenos, el Papa habla de una “cultura del abuso y del encubrimiento”, que ha dificultado a las víctimas el legítimo derecho a denunciar los episodios sufridos, en medio de obstáculos y ataques.
El Papa por el momento ha cubierto las vacantes con administradores apostólicos. Se estima que habrá muchos más cambios en el episcopado chileno que, en palabras de Francisco, ha perdido parte de su fuerza profética. La renuncia del obispo Juan Barros ha sido recibida positivamente por la feligresía de la diócesis, en la que desde hace años, un grupo de católicos solicitaba la renuncia del prelado.