El Isis suma una nueva derrota en Siria

El Isis suma una nueva derrota en Siria

Se anuncia la liberación de Raqa, uno de los dos principales bastiones de los terroristas. El rol de los kurdos y los nuevos equilibrios en Iraq.

El Isis (Estado Islámico o Daesh, como despectivamente se lo llama en árabe) se está cayendo a pedazos. Las fuerzas kurdas de Siria (FSD), apoyada por la coalición que guía los Estados Unidos anunciaron la caída de Raqa, uno de los dos principales bastiones del Isis, prácticamente su capital. Queda un último bastión, Deir Ezzor, situado al nororiente de Siria, en la frontera con Iraq.

En estos días hubo muchas negociaciones para que los últimos grupos de terroristas del Isis aceptasen liberar las zonas que todavía controlaban. Grupos tribales han evitado de este modo poner en riesgo las familias de civiles que los terroristas utilizaban como escudos humanos. En otros casos sucede de todo, desde el intento de huir disfrazados de mujer, negociaciones con el ejército de Damasco que los acosa desde el oeste del río Eufrates, hasta yihadistas que venden a las tropas kurdas a sus compañeros extranjeros. Se estima que hay cientos o miles de yihadistas europeos, codiciados por las fuerzas de Estados Unidos y los servicios de inteligencia europeos, que los consideran clave para desarmar la red terrorista que ha actuado en Europa.

Se especula que el ejército sirio haya dejado filtrar a grupos de Isis hacia el interior del país, en pequeños enclaves yihadistas, para facilitar la lucha interna entre terroristas, particularmente los vinculados con Al Qaeda.

Lo cierto es que habrá un reacomodo general en la región. Siria deberá lidiar con las aspiraciones kurdas en su noreste. Damasco no está dispuesta a esta concesión y tampoco la quiere Turquía, pero sí parece que la apoyaría la Casa Blanca.

En Irak también hay tensiones. La derrota del Isis, da paso a la cuestión kurda que cuenta en la región de Erbil con un territorio que podría ser aceptado como autónomo por el gobierno de Bagdas. Sin embargo, en estos días hubo tiroteos entre las fuerzas de Bagdad y los milicianos kurdos en Kirkuk, principal ciudad de una región limítrofe al kurdistán, ocupada por las milicias kurdas desde 2014 y clave por su elevada producción de petróleo. El 45% del crudo kurdo en estos años provenía de allí. Las tropas regulares del gobierno iraquí han ocupado la ciudad, y los pozos, y se rozó el enfrentamiento entre las dos fuerzas. Afortunadamente, los kurdos se retiraron, pese a que es una zona habitada por esta minoría. La pérdida de Kirkuk supone un duro golpe a la economía kurda.

La semana pasada, los kurdos realizaron en su territorio un referéndum independentista y un abrumador 93% se dijo a favor. El presidente iraquí Haidar al Abani ha invitado al líder kurdo Masud Barzani a dialogar sobre la base de la Constitución nacional.

Tanto en Siria como en Iraq comienza un período en el que habrá que encontrar nuevos equilibrios, luego del vendaval terrorista del Isis y de conflictos que han destrozado la infraestructura civil. De fondo, aparece el rol de las potencias extranjeras, Rusia y Estados Unidos, y también Irán, Turquía e Israel y las tensiones entre sunitas y chiitas, quizás el verdadero choque en esta región.

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