Situada en el casco viejo de Mosul, fue aquí que se proclamó el califato del Estado Islámico. Del monumento de la edad media solo quedan las ruinas. Es próxima la liberación total de la ciudad.
La emblemática mezquita de Al Nuri y el minarete Jorobado situada en el casco viejo de Mosul, la segunda ciudad de Iraq, ha sido recuperada por las fuerzas gubernamentales. En realidad, lo que se reconquistó fue el sitio del templo hoy reducido a escombros desde que la semana pasada los milicianos del Estado Islámico provocaron su destrucción con explosivos, en uno de los tantos gestos de barbarie de este grupo criminal.
La importancia de esta mezquita es más simbólica que estratégica, debido a que fue aquí que Abu Bakr Al Bagdadi proclamó el nacimiento de un supuesto califato (estado) inspirado en su doctrina delirante.
Se duda de que Al Bagdadí sigua con vida. Fuentes rusas han anunciado, aunque sin documentarlo definitivamente, la posible muerte del líder en un ataque que provocó la muerte de varios otros líderes del grupo y de unos 300 milicianos. Mientras tanto, en Mosul han quedado no más de 300 guerrilleros que defienden el último perímetro del casco viejo de la ciudad, utilizándose decena de miles de habitantes como escudos humanos y habiendo sembrado la zona de trampas mortales. Es por ello que el avance de las tropas iraquíes es lento y dificultoso para evitar lo más posible bajas militares y civiles.
La derrota en Mosul supone el fin de la presencia del Isis en Iraq, al menos en cuanto a controlar un determinado territorio. En su momento, la ciudad no ha sido rodeada por las fuerzas iraquíes suportadas por la coalición guiada por los Estados Unidos. La intención fue permitir que los guerrilleros del Isis pudiesen trasladarse en territorio sirio. La mencionada coalición, por un lado lucha supuestamente contra el Isis, pero a la vez facilita su existencia en Siria donde sirve para seguir desgastando las fuerzas del gobierno de Damasco que también combaten el grupo asentado principalmente en Raqqa. Las fuerzas de los Estados Unidos, desde territorio de Jordania fronterizo con Siria, han atacado ya varias veces al ejército sirio mientras atacaba al Isis, alegando una pretendida amenaza contra su seguridad.
La lucha sigue con sus inquietantes claroscuros. En este momento, el Pentágono apoya a las fuerzas de tierra curdas de Siria en clave anti Isis y anti gobierno de Damasco. Lo cual deja abiertos los interrogantes acerca de qué sucederá en este país en el futuro próximo. El gobierno de Bashar al Assad, apoyado por Rusia e Irán, está negociando con numerosos grupos yihadistas el abandono del levantamiento armado (en realidad, muchos de estos milicianos son extranjeros atraídos por el fanatismo religioso) y ha recuperado gran parte del territorio ocupado por los insurgentes. ¿Habrá un reclamo de independencia (o de autonomía) de los curdos? ¿Habrá zonas controladas por yihadistas? En las últimas horas desde Washington se han dado pasos que hacen pensar en un nuevo gesto ostil de Estados Unidos contra Siria. Una vez más, el destino de este país martirizado se define fuera de sus fronteras.
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