Día del animal: locos sueños de un protector

Día del animal: locos sueños de un protector

El miércoles 29 de abril de 1908 fue la fecha prevista para celebrar en Buenos Aires la primera “Fiesta del Animal” que reuniría un público diverso en el Jardín Zoológico.

La iniciativa partía del Dr. Ignacio Albarracín (1850-1926), presidente de la Sociedad Protectora de Animales (SAPA), y del director del zoológico, el paleontólogo Clemente Onelli (1864-1924).  El clima jugó una mala pasada y la lluvia postergó la celebración hasta el 2 de mayo. Aquel sábado fue un día magnífico: el zoológico recibió a 15.000 estudiantes primarios, al presidente José Figueroa Alcorta y al intendente Manuel J. Güiraldes. El coro de la escuela Presidente Roca cantó un himno a la Naturaleza, se soltaron 500 palomas mensajeras y una banda ejecutó el himno a Sarmiento. Los organizadores resolvieron que mantendrían todos los años la tradición del este festejo en la fecha programada originalmente: el 29 de abril.

Por aquel entonces Albarracín ya era conocido como “el Loco” por su incesante defensa de los derechos de los animales. Clemente Onelli era un conservacionista italiano que se había aquerenciado por estos lares. Quedó huérfano siendo muy pequeño; estudió hasta su mayoría de edad en el colegio papal de Roma, y posteriormente en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Roma, especialmente orientado a la paleontología y geología, recibiéndose de licenciado a la edad de 23 años y luego viajó a la Argentina, donde se vinculó a figuras como Eduardo Schiaffino, Florentino Ameghino y Francisco P. Moreno.

Esta dupla conformaba una pared al estilo Bertoni-Bochini, para aprender a querer la flora y fauna que nos rodea. El “Loco” era sobrino segundo de Domingo Faustino Sarmiento, a quien sucedió en la presidencia de la SAPA. Realizó campañas contra las riñas de gallos, las corridas de toros y el tiro a la paloma. Fue uno de los propulsores de la Ley Nacional de Protección de Animales (N.º 2786), promulgada el 25 de julio de 1891. 

El Día el Animal en Argentina fue una creación absolutamente original, y el país primereó en este campo. Reconoce como fuentes de inspiración: el Día del Pájaro, instaurado a fines del siglo XIX en los Estados Unidos para promover el conocimiento y los buenos sentimientos hacia los animales. Otro fue el Domingo del Animal, que comenzó a celebrarse en los templos protestantes ingleses a partir de 1905.

Albarracín luchó para que el Estado construyera hospitales veterinarios públicos y gratuitos, bregó para que toda la educación tuviera perspectiva animalista, y que una vez al año se hiciera una celebración en honor a ellos. Como el Loco era un hombre pertinaz, no se quedó quieto luego del éxito de la convocatoria de la  primera fiesta multitudinaria en honor a los animales: habló con el Arzobispo de Buenos Aires para pedirle que incentive a sus feligreses a respetar las vidas de los animales y sus derechos.

Albarracín quedó tan consustanciado con la fecha propuesta para celebrar el día del Animal, que hubo de fallecer el 29 de abril de 1926. El espíritu que motivó la celebración es múltiple: busca erradicar la crueldad de los actos humanos, y valorar todo aquello que nos rodea: flora, fauna y humanidad. Un buen paso para  respetar nuestra naturaleza y cuidar nuestra Casa Común.

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