Motivos que consagraron el 10 de diciembre para el inicio de los períodos presidenciales.
Los presidentes constitucionales de la Argentina han asumido en diversas fechas. Es un hecho poco conocido que la elección de la fecha del 10 de diciembre, en coincidencia con el Día Internacional de los Derechos Humanos, para la asunción del primer presidente en el regreso de la democracia no fue una decisión tomada por la dictadura, sino que fue una exigencia de Raúl Alfonsín a la Junta Militar.
La rendición de las tropas argentinas en Malvinas en 1982 marcó el principio del fin de la dictadura. La última junta de comandantes de la dictadura designó al general retirado Reynaldo Bignone como presidente para que iniciara un proceso de apertura que culminaría con la elección de un nuevo presidente democrático. La idea original de los comandantes era convocar a elecciones para finales de 1983 y luego llevar adelante un proceso de transición hasta la entrega del poder al presidente electo. La primera fecha elegida para aquel traspaso fue el 25 de mayo de 1984. El objetivo era lograr negociar con las autoridades que asumirían, para asegurarse la impunidad de los jefes militares por los delitos cometidos desde 1976.
Ya en los primeros meses de 1983, los jefes de las tres fuerzas se dieron cuenta de que era un plazo por demás excesivo. Al desprestigio de la Junta Militar, se sumaba una crisis económica y una incipiente e imparable ola de protestas sociales.
El 12 de julio de 1983, Bignone promulgó la Ley de Convocatoria Electoral, que convocaba a comicios generales para el 30 de octubre de ese año. El texto fijaba en su noveno artículo, al 30 de enero de 1984 como fecha de asunción de los nuevos titulares del Poder Ejecutivo.
El triunfo de Raúl Alfonsín
El 30 de octubre se realizaron las elecciones donde Alfonsín cosechó mas del 51% de los votos, obteniendo 600 miembros del Colegio Electoral, logrando la mayoría absoluta.
En pocos días, dictadores y autoridades electas, percibieron que no sería viable llegar al 30 de enero de 1984 para la entrega del poder. Las primeras señales de alarma las recibieron al conocer la magnitud del desastre económico: una deuda externa superior a los USD 45.000 millones, con reservas del BCRA por apenas USD 100 millones.
Alfonsín le exigió a Bignone que adelantara la entrega del poder. El presidente de facto no opuso reparos: el 16 de noviembre promulgó la Ley N° 22.972, que establecía al 10 de diciembre como fecha de asunción de las autoridades democráticas. Raúl Alfonsín, fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), buscó darle aún más significación a la ceremonia que marcaría la recuperación de la democracia fijándose para el Día Internacional de los Derechos Humanos, fecha decidida por las Naciones Unidas en 1948 como símbolo de un “nunca más” a las atrocidades vividas durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro balcón
Para aquel 10 de diciembre, el presidente de la recuperación de la democracia tenía pensado otro gesto importante: en lugar de dirigirse la multitud reunida en la Plaza de Mayo desde el balcón de la Casa Rosada, que abril de 1982 había utilizado Galtieri para arengar al pueblo después del desembarco en Malvinas, eligió hacerlo desde el Cabildo, edificio que cobijó al Primer gobierno Patrio.
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