Curas descalzos por el mundo

Curas descalzos por el mundo

Las palabras del Papa dirigidas al episcopado italiano vuelven a insistir en el perfil de pastores entregados a su pueblo.

Jorge Mario Bergoglio, enhorabuena, sigue armando “lío”. El Papa se dirigió a la asamblea del muy numeroso episcopado de Italia retomando la lógica de visión del rol de los sacerdotes y de los pastores de la Iglesia. De este modo avanza en su labor de reforma de la catolicidad y, por sobre todo, desarmando los “centros” y “mecanismos de poder” que en la Iglesia han alejado progresivamente a feligreses y pastores del camino marcado por el Evangelio.

No dejan lugar a dudas las palabras del Papa: “los sacerdotes quemen en la hoguera las ambiciones de carrera y de poder”, porque “el sacerdote tiene que defender una agenda”, porque “es la persona que se hace prójimo para cada uno… que tiene un estilo de vida simple y esencial… está atento a difundir el bien con el que otros curan sus intereses”. Bergoglio no se priva de arrojar dardos contra ciertas “gestiones de estructuras y bienes económicos”.

Nuevamente, la imagen de la hoguera es utilizada por Bergoglio no para vaticinar castigos sino para graficar la pureza que debe caracterizar al sacerdote que “es alguien que se ha acercado al fuego y ha dejado que las llamas quemasen sus ambiciones de carrera y de poder”. Según el Evangelio el sacerdote camina “descalzo” sobre una tierra que considera santa.

El Papa quiere rescatar sin eufemismos un sacerdote cercano a la gente, que se embarra, humilde, sensible y atento a las necesidades de su comunidad, alejado de la lógica por la que se acumulan bienes y poderes. Y quiere, además, superar el juicio negativo y la demonización del mundo actual, de ahí la comparación con una “tierra considerada santa”.

La idea de fondo es que no nos movemos en una sociedad asimilada, a menudo, a una suerte de enemigo, sino en un mundo en el que tenemos que desplegar nuestro amor evangélico para que penetre en sus intersticios generando fraternidad y encuentro.

El discurso vale para la Iglesia italiana, vale para sacerdotes y pastores, pero vale para todos. Los valores cristianos actúan desde el amor, no desde la enemistad.

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