¿Cuál es el mejor sistema para votar?

Además de definir a los candidatos que participarán de las elecciones generales del mes de octubre, las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) revivieron un viejo debate entorno al sistema electoral: ¿Voto electrónico o Boleta Única?

La inconvenientes a la hora de cargar los datos en las planillas electorales y los errores en la confección de las actas de votación, sumado al confusión respecto del resultado final de los comicios, principalmente en la Provincia de Buenos Aires, abrió el escenario político para que se vuelva a discutir sobre la necesidad (o no) de transformar el sistema electoral que rige en la República Argentina.

En esta oportunidad, la Diputada bonaerense Valeria Amendolara presentó un proyecto para incorporar la Boleta Única en el proceso de elección de representantes provinciales y municipales.

Según explicó la legisladora peronista, con la iniciativa se busca “garantizar un proceso electoral mucho más ágil, transparente y económico”.

Asimismo, Amendolara sostuvo que “esta forma de elección lleva consigo la característica principal de que es el Estado el que se encarga de la impresión y distribución de boletas, y no los espacios políticos, esto garantiza el derecho a ser elegido de todos los partidos, sean grandes o chicos”.

Tras ser consultada sobre la implementación del voto electrónico, que se busca imponer desde el oficialismo, la Diputada respondió que no está de acuerdo ya que – según consideró – “ese sistema no garantiza la transparencia del acto eleccionario”.

La Boleta Única plantea la importancia de sostener la versión papel. “Buscamos que el papel siga siendo fundamental porque es lo que le permite al ciudadano poder fiscalizar” y, además, “seguir teniendo la confianza de que, a través de la urna, su voto en papel queda custodiado”, agregó la legisladora.

En suma, el proyecto de la diputada Amendolara deberá debatirse en el Congreso de la Provincia de Buenos Aires junto con otras decenas de iniciativas que buscan ser aprobadas antes de las elecciones legislativas del mes de octubre.

La experiencia del voto electrónico en diferentes países

En Alemania, el sistema se implementó en 2005 y cuatro años después dejó de utilizarse. Tras varias denuncias, la Corte Suprema de ese país declaró inconstitucional la utilización de urnas electrónicas porque vulnera la fiscalización del proceso electoral por personas sin conocimientos técnicos.

Según el fallo, el ciudadano común no tiene más remedio que confiar en la palabra de una empresa o, en el mejor de los casos, de un grupo de técnicos capacitados que le asegurarán que el sistema funciona correctamente.

En Holanda, se dejó de usar el voto electrónico en 2006 después de dos décadas. ¿Las razones? porque se comprobó la facilidad de violar el secreto del voto.

Ese año, un grupo de informáticos mostró cómo a 25 metros de distancia –y usando equipamiento accesible y barato– podía saberse a quién estaba votando alguien en la computadora usada a tal efecto.

Lo mismo ocurrió en Finlandia, se realizó una prueba del voto electrónico en tres municipios durante las elecciones de 2006. Sin embargo, esos comicios fueron anulados luego de que se detectaran fallas en la utilización del sistema.

Por su parte, el gobierno de Irlanda gastó en 2002 ciento de millones de euros en la compra de maquinarias y en estudiar el sistema. Dos años después, la comisión a cargo de analizar el sistema declaró que el mismo no era “capaz de garantizar la absoluta seguridad de la elección”. En 2012, el gobierno irlandés vendió las 7500 máquinas de voto electrónico.

En Estados Unidos el sistema se aplica desde hace años, pero las denuncias de hackeos y fallas se repiten en cada elección desde los comicios presidenciales de 2004, cuando George W. Bush ganó por un escaso margen.