Según un informe del Banco Mundial sobre la situación educativa durante la pandemia en América Latina y el Caribe, debido al cierre masivo de establecimientos educativos, alrededor de 120 millones de niños en edad escolar corrían el riesgo de perder, a febrero de 2021, un año completo presencial del calendario escolar, con todas las implicancias del caso.
El informe se titula “Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños: Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe”.
El mismo señala que la “pobreza de aprendizaje” podría haber crecido del 51% al 62,5%. Esto equivaldría a 7,6 millones adicionales de alumnos en educación primaria “pobres de aprendizaje” en la región.
Entre otros datos alarmantes, ese trabajo reveló que más del 18% de los encuestados dijo no tener ningún tipo de conectividad y que el 44,3% sostuvo que durante la pandemia estudió menos que cuando concurría a clases.
De manera desagregada, registró que alrededor del 70% de los sondeados solo pudo acceder al uso de WhatsApp y que apenas el 4,8% pudo usar algún tipo de plataforma educativa. Tuvo acceso a Zoom y a otros servicios de videoconferencia el 14,1% de esa población, mientras que apenas el 4,3% tuvo contacto con contenidos educativos por redes sociales.
El documento resalta las dos facetas del shock, sanitario y económico, generado por la pandemia COVID-19 que provocó la mayor disrupción en la historia del sector educativo en la región de América Latina y el Caribe, llevando al cierre masivo de escuelas en todos los niveles educativos y afectando a más de 170 millones de estudiantes en toda la región. A pesar de los enormes esfuerzos realizados por los países para tratar de mitigar la falta de educación presencial a través de sistemas de educación a distancia, el impacto sobre la educación está siendo demasiado alto y los aprendizajes se están desplomando en la región. La “pobreza de aprendizaje” al final de la educación primaria podría aumentar en más del 20 por ciento.
Más de 2 de cada 3 estudiantes de educación secundaria podrían caer por debajo de los niveles mínimos de rendimiento esperados, y las pérdidas de aprendizaje serán sustancialmente mayores para los estudiantes más desfavorecidos.
No hay tiempo que perder. Todos los países deberían actuar ya mismo para asegurarse que las escuelas estén listas para reabrir de manera segura y eficaz en todo el país a fin de acelerar el proceso de recuperación de los dramáticos efectos de la pandemia.