Frente al interrogante de los caminos que uno imagina para conseguir trabajo, se suele pensar en los portales de búsqueda laboral, los avisos clasificados, o en las redes sociales. Muchas personas cargan sus currículums en estos portales, o los remiten respondiendo a ofrecimientos laborales.
Sin embargo, más del 80 % del empleo no figura en ninguna bolsa ni en anuncios en prensa e internet, sino en el mercado oculto. Por eso, cuando se plantea buscar empleo, o cambiar de trabajo, una de las mejores estrategias es acudir a utilizar la red de contactos. Es uno de los mejores y más eficaces procedimientos para encontrar o cambiar de empleo.
El contacto personal sirve para abrir la puerta del proceso de selección, pero no para el acceso directo al empleo.
En las culturas anglosajonas el desarrollo de la red de contactos personales, también conocido como networking, es un tipo de vínculo muy aceptado. De hecho en las instituciones educativas se ocupan de formar a sus alumnos, sobre el valor de hacerlo. Por estos lares no es algo muy difundido, y en muchos casos está mal visto.
Es deseable modificar esta percepción y enseñar a los más jóvenes el enorme impacto que tiene la construcción del propio capital social, construyendo confianza recíproca. Una buena reputación es algo que se construye lentamente.
La asimetría en la disponibilidad de contactos personales tiende a aumentar las desigualdades sociales: normalmente una persona de clase media tiene una red que le aumenta las chances de acceder a posiciones de ingresos medios, mientras que la red de una persona de menores recursos puede limitar las opciones a puestos precarios. Por esto mismo, si se desea reducir de algún modo las inequidades, un buen punto es el de promover mayor diversidad en la propia red de contactos.
Fuente: https://blog.uclm.es/cipe/la-red-de-contactos-como-herramienta-de-busqueda-de-empleo/
