La cuarentena modificó por completo nuestra percepción del tiempo cotidiano. Vivimos ‘ahoras decisivos’: situaciones temporales que nos hacen tomar conciencia de que estamos atravesados por el tiempo.
Lo que se rompe en este tiempo de aislamiento es la forma en la que percibimos el tiempo productivo en la vida cotidiana. Venimos acostumbrados a una idea de tiempo lineal casi fordista, como en una cadena de montaje que súbitamente se detuvo y se modificó. El tiempo es una de las coordenadas que rige a las personas, la otra es el espacio. Durante la cuarentena, el espacio se volvió estático por el confinamiento y eso impacta en la noción de tiempo que parece detenido.
La invención del reloj marcó un hito en la historia. Sobre el filo de la Edad Media se empezaron a instalar relojes en las iglesias y de allí en más, la jornada laboral se determinó por el factor tiempo.
El biólogo Diego Golombek es especialista en cronobiología. Explica por qué son muchos los que sienten que el tiempo se les alteró a partir de la cuarentena: “Tenemos un cerebro lleno de tiempos y de relojes que miden ese tiempo. Hay relojes que miden tiempos cortos, otros que miden días. Para que funcionen bien, tiene que haber señales que los pongan en hora. Cuando perdemos las rutinas, los relojes se alteran. Eso es lo que ha sucedido, por eso sentimos que el tiempo se estira”.
En algo coinciden los especialistas: la percepción del tiempo se alteró por la cuarentena. Desde el punto de vista de la ciencia, tarde o temprano nos adaptaremos, ya que el sistema nervioso de los humanos es muy plástico y puede ajustarse en uno u otro sentido, afirma Golombek.
Sin embargo, mirando a futuro nos preguntamos “¿Y después? ..”. Para no dejarnos con la duda, remata: “Tal vez un poco hasta extrañemos este tiempo loco que nos tocó vivir”.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/en-busca-del-tiempo-perdido-percepcion-vida-nid2374860/