Científicos a salvaguarda de la Amazonía

Científicos a salvaguarda de la Amazonía

A pocos días del inicio del Sínodo promovido por la Santa Sede y dedicado exclusivamente a la Amazonía y a sus habitantes, un grupo internacional de científicos ofrecieron su aporte en un detallado documento.

“Nosotros, científicos que estudiamos y monitoreamos la Amazonía, apelamos a la razón y conciencia de la humanidad. Queremos enfatizar que el bosque tropical más grande del mundo enfrenta severos riesgos: La Amazonía está en grave riesgo de destrucción, y con ella el bienestar de nuestra generación y las generaciones futuras”. Comienza así el documento “Un marco científico para salvar la Amazonía”, elaborado por un grupo de Científicos de los Países Amazónicos y Socios Globales, publicado el pasado 30 de septiembre. El documento consta de 15 páginas, por lo que nos limitaremos a citar algunos puntos o pasajes que nos parecen más significativos:

En la primera parte destacan “Un esfuerzo científico y tecnológico concertado y urgente para proteger la Amazonía”. Se ilustra detalladamente la importancia de la Amazonía en el contexto global del ecosistema del planeta, evidenciando que la Amazonía es el mayor repositorio de biodiversidad del mundo, una cuna de enorme diversidad cultural, que desempeña un papel fundamental en los ciclos globales de agua; la importancia del bosque para regular la variabilidad climática global que desempeña un papel crítico como amortiguador contra el cambio climático (un ejemplo: almacena casi 100 mil millones de toneladas métricas de carbono, aproximadamente el valor de una década de emisiones globales). Anotan que la “Amazonía baja y los Andes constituyen un sistema hidro-climático, biogeoquímico y ecológico acoplado que opera en una amplia gama de escalas de tiempo. El vapor de agua transportado por los vientos del Amazonas también es crucial para el suministro de agua del sureste de América del Sur y la cuenca del río La Plata”.

A pesar de su enorme importancia “hoy la Amazonía y sus habitantes están amenazados de extinción”, denuncian. Acusan a la deforestación por actividades improductivas, la expansión de la ganadería ineficiente y a menudo vinculada con la especulación ilegal de tierras, la agricultura de baja productividad, la minería legal e ilegal y la infraestructura como carreteras, desarrollo de petróleo y gas, invasiones ilegales, presas, impacto social (difusión de enfermedades, mafias internacionales vinculadas con el narcotráfico, tráfico de personas, trabajo forzado y homicidios que aumentan).

Exigen “una estrategia sistemática de prevención como parte de un plan de desarrollo sostenible de largo plazo para la región” y presentan una serie de “recomendaciones con un llamamiento a los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los pueblos de buena fe de todas partes del mundo para que se unan en un esfuerzo común por el bien de la humanidad y de la Tierra hoy y en el futuro”.

Los científicos se basan en “principios del derecho nacional e internacional, la ciencia establecida y principios éticos sólidos”, evidenciando que el bosque amazónico se encuentra en el “territorio soberano” de ocho países y un territorio nacional; que es el hogar de 30 millones de personas; que se trata de un ecosistema vital para todo el planeta y un patrimonio irreemplazable para toda la humanidad; que la gestión debe fundarse en principios científicos sólidos y “beneficiarse de una investigación activa, del monitoreo y de las recomendaciones de los científicos más importantes del mundo”; que el estado del bosque amazónico debe ser siempre monitoreado considerando “las terribles amenazas que enfrenta esta región”; que ningún ente comercial tiene derecho a “participar en actividades comerciales que amenacen la sobrevivencia del bosque amazónico y de las personas que dependen de su conservación”; responsabilizan a las empresas que comercializan y utilizan productos originarios de la Amazonía a llevar adelante una producción sostenible; dan alta prioridad a “los planes de restauración forestal a gran escala presentados en las Contribuciones Nacionales Determinada por el Acuerdo de París”; remarcan la urgencia de encontrar “caminos alternativos hacia el desarrollo sostenible de la Amazonía”.

Sigue un pasaje que cito integralmente dada su importancia: “Sin embargo, existe una oportunidad emergente para desarrollar un nuevo paradigma sostenible que garantice que el bosque valga mucho más de pie que talado, y que los recursos de agua dulce que se gestionen de manera sostenible. Utilizando ciencia y tecnologías avanzadas, este nuevo enfoque puede salvar al bosque tropical, proteger los ecosistemas de la Amazonía y los pueblos indígenas y tradicionales, y al mismo tiempo brindar actividades económicas sostenibles para una bio-economía innovadora de bosques en pie y de ríos que fluyen mediante el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y de bio-industrias de alto valor…”.

El documento concluye, en base a estos principios, con una serie de propuestas tituladas “Marco científico de once puntos”: (1) Acciones inmediatas para detener y controlar la propagación de los incendios mediante intervenciones basadas en la ciencia y técnicas de vigilancia; (2) Acabar con toda actividad de deforestación legal e ilegal y cambiar en el uso de la tierra en el bosque tropical; (3) La financiación, también internacional, de los organismos nacionales encargados del cumplimiento de la ley y de monitoreo; la creación de un “Panel de Ciencia para la Amazonía” (PAC) con científicos de todos los países amazónicos y con socios científicos destacados de otras 13 naciones; (5) El PAC emitirá un informe en julio de 2020 “con métricas detalladas, hitos y directrices para la gestión sostenible de la Amazonía, basadas en las ciencias ambientales, sociales y económicas, incluyendo las nuevas oportunidades para empresas sostenibles en la silvicultura, agricultura, pesca, minería, ecoturismo y otras actividades”; (6) La constante revisión de los principales proyectos de infraestructura con respecto a sus posibles impactos ambientales; (8) El apoyo de la reactivación y expansión del Fondo Amazónico (Amazon Fund) para cofinanciar la investigación científica y la innovación; (9 ) La protección de los pueblos y comunidades indígenas contra todos los peligros ya enunciados; (10) El monitoreo y certificación de todas las cadenas de suministro agrícolas, pesqueras y minerales que se originan en el bosque amazónico; (11) La protección y expansión del monitoreo científico en tiempo real de las condiciones del bosque amazónico (incluídos datos satelitales, teledetección y observaciones terrestres) que permitan el uso de una plataforma de alerta de riesgos para los bosques y los ríos.

Los firmantes pertenecen a entes académicos de todo el mundo, con una fuerte presencia de científicos presentes en la Amazonía.

Se recomienda la lectura del documento integral.

Artículo publicado en la edición Nº 615 de la revista Ciudad Nueva.

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