En el fin de semana pasado, unas 600 personas debieron abandonar sus hogares en el norte del país.
Los choques entre grupos armados y el ejército en Colombia siguen provocando desplazados. Grupos paramilitares, la guerrilla del ELN y elementos disidentes de las ex FARC que no han aceptado el acuerdo de paz, grupos criminales y fuerzas de seguridad se disputan el control de algunas regiones demostrando que se está lejos de haber pacificado el país.
Este fin de semana la ONU denunció que unas 600 personas de cuatro comunidades indígenas y campesinas fueron obligadas a abandonar sus hogares en el norte colombiano (departamento de Córdoba), por un choque entre un grupo armado no identificado y las fuerzas armadas.
El impacto de tales desplazamientos son graves, por la falta de recursos ante las necesidades de subsistencia de adultos y niños. Entre otros daños, se señala los que afectaron una escuela en la región de Chocó, debido a las turbulencias provocadas por un helicóptero que pasó cerca. Se denuncian amenazas y posibles violaciones a los derechos humanos. Las condiciones de vida de los desplazados son precarias, en algunos casos se está en un estado de desnutrición.
El gobierno ha momentáneamente suspendido las negociaciones de paz con el ELN, al tiempo que intenta modificar los acuerdos alcanzados con las FARC.