La Roja pudo superar por 4 tantos a cero a un equipo nipón con buenas individualidades. Alexis Sánchez demostró su clase de campeón.
Hoy en día ya no hay equipos fáciles en el fútbol. Lo demostró el seleccionado de Japón que por momentos preocupó a los chilenos e incluso pudo modificar el marcador en por lo menos dos oportunidades. Parecía que las cosas no le salían como quisiera a la selección de Chile, que anoche en el estado Murumbí de Sao Paulo, mostró todas sus cartas. Arturo Vidal fue infatigable, construyó en el mediocampo, asistió con el último pase y recuperó en defensa. Charles Aranguiz demostró su categoría, Pulgar y Vargaz fueron letales realizadores, mientras que atrás Gari Medel confirmaba su fama de pitbull insuperable y el niño mimado de Tocopila, Alexis Sánchez, volvió a ser el fantasioso constructor de jugadas. Por ello fue clave el momento en que los rojos se conectaron con Sánchez. A partir de ese minuto, Chile se adueñó de la pelota, y si no pudo concretar fue por alguna intervención de los japoneses en el instante decisivo. Hasta que 5 minutos antes del descanso, un preciso cabezazo de Pulgar desvió en el arco un tiro de esquina anotando el uno a cero.
Luego del descanso, Chile siguió construyendo juego aprovechando que para intentar alcanzar la paridad los japoneses debían dejar espacios. Lo aprovechó Vargas con un preciso derechazo. Más tarde, luego de una reacción japonesa con mucho estilo y poca suerte en el remate final, en dos minutos Sánchez resolvía el partido. Primero corrigiendo con un cabezazo en el centro del área una jugada ofensiva bien orquestada. Un minuto después, recibió una devolución de su propio arquero y metió un largo pase que Vargas aprovechó con estilo, superando al arquero japonés. El Alexis volvió a ser feliz, al haber adquirido seguridad y arrastrando al equipo.
No es el Chile que ha sido bicampeón, llega quizás con menos magia, incluso entre su propia hinchada. Sus últimas exhibiciones han sido más bien opacas y han dejado dudas. Pero tiene una componente anímica importante que, parece, se ha recuperado: el armado de gente como Aranguiz, Vidal y Sánchez, con aportes de Vargas y el incansable Beausejour, por ejemplo, lo hace temible desde el medio campo hacia adelante. No posee quizás una delantera desequilibrante, pero arma mucho juego colectivo. Es para mirarlo con atención.