Entre 2011 y 2015 la violencia en el país sudamericano provocó 279.000 homicidios, más que los muertos provocados por la guerra en el país medioriental en el mismo período.
El dato es aterrador: en Siria en los primeros cuatro años de guerra fueron muertas 260.000 personas. Durante el mismo período, en Brasil hubo 279.000 asesinatos. Es sin duda un número preocupante que habla del problema de la seguridad en el país. Las estimaciones son de 160 homicidios diarios, uno cada 9 minutos.
Eso implica que la tasa de homicidios sea de 29,1 por cada 100 mil habitantes, uno de los niveles más altos del mundo. Si bien se trata de índices inferiores a los del famoso triángulo centroamericano (Honduras, El Salvador y Guatemala), donde la violencia se estima sobre una población mucho menor, aquí estamos ante efectos similares a los de una guerra.
Los datos oficiales hablan de casi 60.000 asesinatos tan sólo en 2014, sin embargo, las ONG defensoras de los derechos humanos y la prensa brasileña hablan de casos en que se cambia la carátula de homicidio a “lesiones corporales seguidas de muerte” para bajar las estadísticas. El diario Estado de Sao Paulo pudo verificar recientemente 21 casos de este tipo.
Sao Paulo es sin duda una ciudad afectada por la violencia, pero los estados de Sergipe, Alagoas y Rio Grande do Norte son los más violentos. Human Rights Watch informa que cada año entre las víctimas hay más de 10 mil niños y adolescentes, en gran parte afrodescendientes. Brasil es el tercer país del mundo más violento para los menores después de El Salvador y México, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
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