Brasil: la crisis sin fin

Brasil: la crisis sin fin

El presidente Temer gravemente acusado por la Fiscalía general, un ex ministro condenado a 30 años, un senador y ex candidato apartado del cargo.

La profundidad de la crisis política en Brasil es manifestada por las más recientes iniciativas judiciales. La Cámara de Diputados está analizando la acusación formulada por la Fiscalía general contra nada menos que el presidente Michel Temer y algunos ministros. Se los acusa de asociación criminal, del desvío de unos 170 millones de dólares y de obstruir la justicia. Los legisladores dieron, por fin, quórum para sesionar, comenzando por la lectura del extenso documento acusatorio.

Al mismo tiempo, la condena que está purgando José Dirceu, ex hombre fuerte en tiempos del Gobierno de Inácio Lula da Silva, fue ampliada a 30 años en segunda instancia. Dirceu fue ministro y presidente del Partido de los Trabajadores y había sido condenado a 23 años en el marco de la causa vinculada a la corrupción en Petrobras. El tribunal de apelación, elevó en siete años más la condena.

Ayer el Supremo Tribunal Federal, confirmó que el senador Aecio Neves sea apartado de su cargo, entregar su pasaporte y cumplir con retirarse a su domicilio durante la noche. Neves disputó las elecciones de 2014 como candidato del PSDB, tradicional adversario del partido de Lula.

Los tres casos mencionados son apenas la punta del iceberg de una corrupción profunda, que como un cáncer corroe con su metástasis la casi totalidad del sistema de partidos. Recién ayer los Diputados dieron quórum para sesionar, eran suficiente 55 legisladores sobre más de 500. Y se especula que la razón del retraso era la negociación de nuevas concesiones del presidente Temer a cambio de los votos necesarios para salvarse de ser procesado, y apartado del cargo prácticamente hasta finalizar el mandato. Los investigadores han pescado con las manos en la lata a decenas de figuras políticas, incluso encumbradas.

Sin embargo, el sistema de partidos sigue sin escarmentar y prolonga una agonía que día a día produce más desconfianza en una ciudadanía que, a su vez, se muestra incapaz de reaccionar. Haría falta ir a elecciones anticipadas, pero es un mecanismo complejo, porque supone renuncias en cadena desde el presidente y siguiendo por la línea de sucesión. Pero la otra pregunta es: ¿qué tipo de cambio se produciría en este Congreso poblado por decenas de pequeños partidos, puesto que los que no han cambiado son los partidos?

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