Brasil en huelga general

Brasil en huelga general

La convocatoria protesta contra el paquete de recortes al sistema de pensiones y cambios en las leyes laborales. Apenas el 4% de la ciudadanía apoya el Gobierno de Michel Temer.

El éxito de la huelga general convocada en Brasil por los sindicatos, con apoyos que van desde sectores de la Iglesia católica a agrupaciones que no pertenecen a la izquierda tradicional y a exponentes de la sociedad civil, será un importante banco de prueba tanto para el Gobierno del presidente Michel Temer, como para la calle desde donde llega este desafío.

La huelga ha sido convocada para protestar contra los recortes al sistema de pensiones y la introducción de cambios en las leyes laborales. El objetivo de Temer, es el de contener el gasto público, quizás el único ámbito desde donde le llegan buenas noticias, al menos desde el aspecto cuantitativo: para este año se prevé un leve crecimiento, luego de dos años de fuerte recesión. El retroceso alcanzó el 3,8% el año pasado y el 3,6% el año anterior. Sin embargo, es notorio que una economía puede crecer en general, pero ese crecimiento puede centrarse en los sectores más privilegiados y no ser generalizado. El incremento del desempleo, por ejemplo, que ha superado el 12%, debería alarmar más el Ejecutivo, empeñado en las “recetas fáciles” de achique del gasto público sin implementar medidas alternativas de crecimiento productivo, tal como señaló hace poco el Papa Bergoglio en una carta dirigida al presidente Temer.

Pero el mayor problema de Temer es el escándalo por corrupción del caso conocido como Lava Jato que ya se ha llevado a 7 ministros de su ejecutivo en menos de un año y otros 8 están siendo investigados por los magistrados. Estos últimos han sido alcanzados por las declaraciones de casi 80 ejecutivos de compañías como Odebrecht, condenados o acusados de corrupción, quienes han pactado penas menores a cambio de revelar el mecanismo de sus modalidades delictivas. Las delaciones han incluso confirmado que el propio Temer habría obtenido financiaciones ilegales para su campaña electoral de 2014, cuando compitió al lado de Dilma Rousseff como candidato a vicepresidente. De probarse el hecho, se podría anular su elección lo que lo obligaría a abandonar el cargo de presidente.

Temer asumió como mandatario luego de la destitución de la presidenta Rousseff, recurriendo a una dudosa aplicación del proceso de impeachment previsto por la Constitución. Alcanzado el poder presentándose como un salvador de la catástrofe, de a poco se fue revelando el verdadero objetivo de esa suerte de “golpe blando”: frenar las investigaciones de los jueces que ya han mandado a la cárcel a un centenar de personas, entre políticos y empresarios, varias de las cuales miembros de su partido, el PMDB, y muy cercanas a él. Hoy apenas el 4% de la población lo apoya en los sondeos, la mitad de los apoyos cosechados por Rousseff en su peor momento.

Para la lógica de Temer no hay otro camino que el de seguir en sus ideas de reformas. Prestar oído a la calle impide reducir el costo del Estado y del trabajo en el corto plazo, que es lo que desean los sectores empresariales y financieros, aunque significaría ser más creativos en recetas más sustentables en lo social. Incluso entre sus aliados hay nerviosismo y aparecen apoyos a la huelga convocada para hoy. En ambos casos, se especula con temas que no son el bien común: los aliados no quieren pagar el elevado precio de un Gobierno altamente impopular, Temer necesita seguir en el papel de salvador de la economía y con los fueros que le garantizan sortear las investigaciones judiciales.

Como muchas veces lo hemos indicado, la calle, es decir, la sociedad civil, y la Justicia son los elementos claves para salir de la crisis política y social en la que está sumido el país. En este sentido, la huelga general de hoy es un banquillo de prueba también para la sociedad civil que debe verificar su consistencia y su capacidad de incidir en un momento clave para Brasil.

 

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  1. Esto que está ocurriendo en Brasil con diversas modalidades se encuentra instalado en varios países del Cono Sur, es una estrategia propia del neoliberalismo salvaje que va inundando cada vez más la región empleando diversos mecanismos. Las potencias quieren asegurarse que esta región no tome vuelo en la matriz industrial y científica, simplemente porque quieren toda la torta para ellos. Siempre encuentran operadores que contribuyan a la causa que animan. En este momento la región se ve desafiada ya que las respuestas verdaderamente viables pueden venir desde la participación ciudadana. En mi caso he disfrutado de la participación en la ESCUELA ITINERANTE como un acto de conciencia ciudadana y necesidad festiva. Fue realmente una fiesta vivir un reclamo con animación cultural, también infantil, un clima profundamente escolar. La posibilidad de dialogar con docentes de diversas provincias, ver niños absortos en los espectáculos verdaderamente sencillos pero de una creatividad y calidad sobresaliente me colmaron. No fui con la expectativa de encontrar tanto, sino con la de confirmar la intuición de la difamación de los grandes medios. Los que temen a los docentes no aman a nuestro pueblo.

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