Bombardeo químico en Siria: una versión que deja dudas

Bombardeo químico en Siria: una versión que deja dudas

Estados Unidos, Francia y Reino Unido no tienen dudas, el gobierno sirio de Assad ha atacado con armas químicas. En 2013 ocurrió algo muy similar… y los estudios sucesivos indicaron la responsabilidad de los yihadistas.

Como en agosto de 2013, Reino Unido, Francia y Estados Unidos no tienen dudas: en Idlib (Siria) las fuerzas armadas de Siria han utilizado armas químicas en un bombardeo aéreo que ha provocado entre 80 y 100 muertos y decenas heridos. La responsabilidad de este acto inhumano es del presidente Bachar al Assad.

Las dramáticas imágenes que circulan en las redes sociales y los medios de comunicación apuntan a suscitar una, lógica y comprensible, indignación. Hay decenas de niños entre las víctimas, por lo visto en gran parte civiles.

Hoy, como en ese entonces, el coro mediático amplificado por los medios que se limitan a reproducir las noticias lanzadas por las agencias internacionales coincide con la acusación de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, que están convocando con urgencia el Consejo de Seguridad de la ONU, y apuntan a realizar acusaciones sobre indicios que no han sido verificados y cuya fuente principal, hasta el momento, es el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización que apoya a los rebeles y que actúa desde Conventry, en Inglaterra. Varias veces hemos señalado cuán poco atendibles sean sus reportes.

Desde el gobierno de Damasco se señala que, muy probablemente, el ataque aéreo, en el marco del conflicto en curso, ha dado con un depósito de sustancias químicas que ha producido una nube tóxica. El sentido común sugiere que sería realmente una locura que el Gobierno utilizara armas químicas para exponerse a una condena internacional. Por otra parte, que haya intereses para evitar una solución negociada ha sido confirmado por los hechos varias veces.

Conviene hacer memoria. En setiembre 2013, luego del bombardeo químico ocurrido en Ghouta, en las inmediaciones de Damasco, y de la muerte de 1.400 personas, Siria accedió a entregar su arsenal químico que fue recibido por países occidentales y destruido. La mediación de Rusia, y es posible la acción de la Santa Sede, evitó que el presidente Barack Obama decretara un ataque armado contra el gobierno de Assad, considerado culpable.

Sin embargo, las investigaciones sucesivamente coincidieron en absolver al Gobierno de Assad. Un informe oficial de la Organización para la prohibición de las armas químicas (OPWC) confirmó la presencia de gas sarín en los restos de los misiles, pero éstos no eran compatibles con las armas en posesión de las fuerzas sirias. Los estudios sobre los cuerpos de las víctimas, además, confirmó la versión de que se trató de armas provenientes de los arsenales de Libia, saqueados por grupos yihadistas luego del derrocamiento del régimen de Kadafi, y entregadas a los rebeldes en Siria pasando por Turquía, según varias versiones coincidentes. De hecho, varias veces en el conflicto sirio se usaron este tipo de armas.

Otro informe, esta vez elaborado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), señaló que ese ataque no pudo ser realizado por las fuerzas de Siria. Las informaciones y el mapa en manos de la Casa Blanca, según Richard Lloyd, ex inspector de la ONU, y Theodore Postol, docente del MIT, indicaron que, por la trayectoria y la carga de los misiles, no pudieron ser lanzados por el ejército regular sirios. “Cuando comencé este trabajo –declaró Postol– sólo pensaba que el gobierno sirio estaba detrás del ataque. Pero ahora no tengo ninguna seguridad. La historia presentada por la administración (del presidente) Obama no se acerca ni remotamente a la realidad. Los Estados Unidos podrían haber atacado un país basándose en un equivocado trabajo de los servicios de inteligencia”, sostuvo el científico. Los investigadores también agregaron que los rebeldes tenían la capacidad de construir las armas utilizadas.

El tema es que los medios no están acostumbrados a dar a los desmentidos el mismo espacio concedido a las acusaciones y a las imágenes dramáticas que llevan a reacciones emotivas en la opinión pública. Es parte de la construcción de un relato sobre la guerra en Siria que, más de una vez, ha demostrado ser parte de una estrategia que con la verdad no tiene nada que ver.

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