Marcelo Bielsa pidió a sus jugadores que se dejaran hacer un gol porque antes sus dirigidos habían convertido un tanto sacando ventaja de la caída de un rival.
El Leeds inglés, que dirige Marcelo Bielsa, debía ganar para mantener las remotas chances de ascender directamente a la Premier League. Cuando promediaba el segundo tiempo, los conducidos por el argentino aprovecharon un quedo de los jugadores del Aston Villa, quienes creían que se tiraría la pelota afuera para que atendieran a un compañero, y la jugada finalizó con el tanto de Mateusz Klich que rompía el 0-0 en el marcador. Inmediatamente comenzaron las quejas, algunas agresiones y discusiones entre futbolistas y ambos cuerpos técnicos. Sin demasiados rodeos, Bielsa le indicó a sus dirigidos que debían dejarse hacer un gol para equiparar nuevamente el resultado y no sacar provecho de esa situación. El partido terminó 1 a 1 y sin posibilidades de ascender directamente para el Leeds.
“No se lo regalamos, se lo devolvimos”, fue la explicación de Bielsa ante la consulta periodística posterior al partido. Sin dudas, se trata de un gesto poco habitual en el fútbol híperprofesional de hoy que, aunque parezca extraño, incluso tiene opositores.
¿Por qué criticar una actitud valiosa y decente? Se sabe que el entrenador rosarino tiene tantos admiradores como detractores, fundamentalmente por razones futbolísticas, estilos y maneras de plantear los partidos. Sin embargo, parece que tampoco logra unanimidad que se viva el fútbol con los valores que todos anhelamos para una sociedad.
En el fútbol del “ganar como sea” hay actitudes que no cuajan. Pero para quienes entendemos que el deporte, incluso y sobre todo el profesional, es un medio de educación social todavía hay una luz de esperanza cuando asoman este tipo de actitudes.
El fútbol es un evento cultural y por ende tiene la posibilidad de generar una nueva cultura que dependerá de sus propios protagonistas. Quien desde siempre, incluso aceptando sus propios errores, levanta esa bandera es sin dudas contracultural. O más sencillamente, un “loco”. Y si es así, bienvenida la “locura”.
Aplaudo a la rectitud moral de Bielsa. Ganar violando la lealtad deportiva non es ganar. Hacen falta ejemplos de este tipo.