Alemania, Brasil, España y Argentina han coincidido en esta primera fecha de la Fase de Grupos del Mundial: no pudieron ganar.
En la primera jornada de la Fase de Grupos del Mundial ya se han dado las primeras sorpresas. Es lógico que en la previa del certamen se hable de candidatos a quedarse con el título y las especulaciones abundan en los medios de comunicación y entre los hinchas.
No obstante, los propios futbolistas, y quienes han estado cerca de un seleccionado, saben muy bien que el fútbol también ha caído en las “garras” de la globalización y que cada vez se hace más difícil “ganar con la camiseta”, como se dice en el barrio.
Estudiar a los rivales ya es moneda corriente para los seleccionadores, sobre todo si se trata de aquellos equipos que en los papeles son más débiles y que deben hacer el “partido perfecto” para no verse superados por las potencias.
“Destruir o no permitir jugar es mucho más difícil que crear opciones para contrarrestar esa estrategia y generar opciones de gol”. Palabras más, palabras menos, esa explicación de Marcelo Bielsa en tiempos de director técnico argentino siguen estando vigentes. No son excusas, sino que los más “débiles” suelen encontrar los métodos para abroquelarse y no dejar espacio para la inventiva de los “genios”. Buscan el talón de Aquiles de su rival y cuando lo encuentran todo se hace cuesta arriba.
Argentina con Islandia, Alemania con México, Brasil con Suiza y España con Portugal (aunque los lusos tienen a Cristiano Ronaldo, uno de los mejores de la historia) pueden dar fe de ello. Es responsabilidad de ellos no haber encontrado las maneras para doblegar los esquemas de sus adversarios, quienes han sabido sorprender al mundo, incluso con “armas” diferentes. No fue igual la ultradefensiva estrategia de Islandia que el coraje y atrevimiento de México, sólo para citar un ejemplo.
Esta primera fecha ha sido una luz de alerta para varias de las potencias mundialistas. Revisar y corregir se muestra como una imperiosa necesidad para enderezar el rumbo. Mucho se puede hablar durante los años, meses, días y hasta los instantes previos a una competencia como ésta. Pero hay una máxima que no cambia y que Dante Panzeri inmortalizó: “El fútbol es la dinámica de lo impensado”. Y vaya si tenía razón.