Su asesinato involucra a funcionarios públicos y una empresa privada. La ambientalista se oponía a un proyecto hidroeléctrico en territorio indígena.
Lo que se sospechó desde el comienzo, acerca del asesinato de la líder ambientalista hondureña, Berta Cáceres, está tomando la forma inquietante de contundentes evidencias. Directivos y empleados de la empresa hidroeléctrica Desarrollos Energéticos (DESA), agentes estatales de y sicarios intervinieron de diferentes maneras para que la mujer fuera asesinada, en 2016.
Berta Cáceres era una ambientalista, defensora de los indígenas y de los derechos humanos. La denuncia de esta conspiración ha sido formulada por el Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE) convocado en su momento, por la familia Cáceres y organizaciones locales e internacionales, para dilucidar este hecho criminal. El GAIPE difundió ayer en Tegucigalpa y en el exterior un informe con sus conclusiones. y del que EL UNIVERSAL tiene copia.
Cáceres se oponía a la construcción de una represa hidroeléctrica por parte de DESA por su impacto ambiental y cultural en tierras indígenas. El GAIPE asegura que la Fiscalía General “cuenta con información conclusiva para llegar a los responsables intelectuales” del asesinato. Se añade que “se constata la existencia de una red criminal, compuesta por directivos y empleados de la empresa DESA, agentes estatales y sicarios con niveles de responsabilidad en el asesinato”. El informe detalla que “pese a que 8 personas han sido sindicadas como autores materiales del asesinato, el Ministerio Público no ha mostrado avances en relación a las autorías intelectuales, pese a que cuenta con evidencia suficiente para impulsar nuevas líneas de investigación”. El GAIPE también resalta el rol de las financiadoras internacionales que, no obstante supieran de la conducta represiva de DESA hacia las comunidades, siguieron respaldando a la empresa.
El informe del GAIPE analiza una cuantiosa documentación que incluye registros telefónicos, chats, mensajes de texto, estudios de sistemas de posicionamiento global y correos extraídos de teléfonos celulares incautados en la investigación penal. El plan para asesinar a la mujer se inició en noviembre del 2015 pero la información “permite asegurar” que hubo un intento fallido en febrero del 2016.
El objetivo de hacer justicia por el caso de Berta Cáceres podría y debería ser un punto de inflexión en la construcción de una socialidad virtuosa. El cuidado de la vida, la creación, el bien común depende de un profundo cambio de mentalidad; convencernos que solo cultivando VALORES construiremos una vida armoniosa. Que el lucro y la prepotencia sean los cimientos de nuestra convivencia conlleva al mutuo aniquilamiento. Nadie sale beneficiado de estas monstruosidades, NADIE ES NADIE, ni siquiera el que lo hace para ganar algo que finalmente es un engaño mezquino y miserable.