Salvador Adame había desaparecido a fines de mayo. Puede que haya tenido problemas con un líder de la criminalidad del Estado de Michoacán.
En México aparecieron los restos del séptimo periodista asesinado en lo que va del año. Se trata de Salvador Adame, desaparecido a fines de mayo, cuyo cuerpo apareció quemado debajo de un puente, junto a una carretera rural del Estado de Michoacán, donde ejercía su profesión.
Puede que la causa de la muerte del periodista se deba a algún tipo de problema con el líder local de grupo criminal. Los restos de Adame aparecieron cuando en el país se debate sobre la falta de garantías para ejercer el periodismo, sobre todo en los Estados. De los siete reporteros asesinados este año, ninguno vivía en la capital. Cecilio Pineda, asesinado en marzo, vivía en un pueblo de Guerrero; Ricardo Monluí, en una ciudad pequeña de Veracruz; Miroslava Breach en Chihuahua; Maximinio Rodríguez, en Baja California, Javier Valdez en Sinaloa y Jonathan Rodríguez en un pueblo de Jalisco. Adame dirigía un canal de televisión en Nueva Italia, en la Tierra Caliente de Michoacán, una de las regiones más violentas.
Las polémicas se han disparado desde el homicidio de Javier Valdez, en mayo, ejecutado a plena luz del día en Culiacán. Valdez era respetado en México y Estados Unidos, autor de varios libros sobre la criminalidad organizada. La saña y el descaro de los sicarios generaron la reacción del gremio que obligó al presidente, Enrique Peña Nieto, a anunciar nuevas medidas para la protección de periodistas. Aunque las críticas aparecieron casi al instante, cuando los propios compañeros de Valdez recordaron que el Gobierno ya gestiona un mecanismo de protección de periodistas, y que, visto los visto, no funciona demasiado bien.
Igual que en otros casos, de momento no hay detenidos. Una de las críticas, señalada incluso por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es que más del 90% de los delitos no llegan a una sentencia judicial, y en el caso de los periodistas el porcentaje es del 100%.