Falleció el arzobispo emérito de Praga, Miloslav Vlk, a quien el régimen socialista prohibió ejercer el sacerdocio. Para vivir, durante 10 años, trabajó como obrero de la limpieza.
De obrero de la limpieza en el tiempo del socialismo real a arzobispo de Praga. Recordamos la figura del cardenal Miloslav Vlk, fallecido este sábado, quien adhirió a la espiritualidad de los Focolares en los años ’60.
De niño soñaba con ser piloto, pero el atractivo hacia el sacerdocio lo acompañó desde los 11 años. Nacido el 17 de mayo de 1932 en Líšnice, provincia de Písek, en la Bohemia del Sud, para entonces Checoeslovaquia, trabajó como obrero para, luego de graduarse, trabajar como archivista. Sin embargo, pronto dejó la actividad para estudiar teología. En 1968 fue ordenado sacerdote.
A principios de los años ’60, durante un viaje en la entonces Alemania del Este, conoció la espiritualidad de los Focolares a la que adhirió.
Su trabajo pastoral en Ceské Budejovice molestó al régimen estatal comunista, que en 1971 lo transfiere a las parroquias de la Selva Bohema. Siete años más tarde, debido a su influencia sobre todo en los jóvenes, se le retira el permiso de desarrollar su función sacerdotal. “Perdí la licencia, ya no puedo celebrar la Misa –explica a sus parroquianos–. He hablado y predicado de la cruz y les he recomendado que la carguen. Ahora es el momento de que yo la lleve”. No hubo palabras de queja ni de rencor. Cuando aparentemente se cierra un camino, Dios abre otro.
Imposibilitado a ejercer el sacerdocio, fue a vivir con los focolarinos en Praga, al tiempo que se ganaba la vida como empleado de limpieza. Pasó 10 años lavando vidrios. En distintas ocasiones contó: “No podía predicar ni administrar los sacramentos públicamente –contará–, pero mirando la cruz entendí que mi Sumo Sacerdote, Jesús, cuando estaba en la cruz casi no lograba hablar y tenía las manos clavadas. Me convencí: ‘Ahora estás cerca de tu Sumo Sacerdote’ y abracé a Jesús abandonado (en la cruz)… Estos diez años lavando vidrios fueron los años más bendecidos de mi vida”.
Con el fin del régimen socialista, en 1989 vuelve a ser párroco. En 1990 es nombrado obispo de Ceské Budejovice y al año siguiente arzobispo de Praga. De 1992 al 2000 ha sido Presidente de la Conferencia Episcopal Checa y de 1993 al 2001 Presidente de las Conferencias Episcopales Europeas. En 1994 Juan Pablo II lo incluyó entre los cardenales.
Durante un largo tiempo coordinó la labor de los obispos amigos de los Focolares, una rama del Movimiento, realizando numerosos encuentros internacionales de obispos, católicos y también de varias Iglesias. Fueron años de intenso trabajo y de apoyo a muchos otros obispos con los que pudieron compartir penas y alegrías, renovando año tras año un compromiso de amor mutuo, que llegaba a amar las tareas pastorales del otro como las propias.
Vlk padecía desde hace tiempo una enfermedad vivida con íntima adhesión a lo que Dios dispusiera en su vida. Pudo sin embargo hacerse presente en Lund, Suecia, donde el Papa viajó para celebrar los 500 años de la Reforma de Lutero. Allí le comentó a un amigo que, para él, ya era momento de “irse”. Cuando su amigo le preguntó por qué decía eso, con total sencillez, el cardenal le contestó: “Porque hago la experiencia de Dios cercano… y quisiera ir a verlo”.
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