Testimonios – En las acciones de todos los días también podemos vivir una nueva economía.
Dar lo que se tiene
Mi vida antes de la pandemia se distribuía entre Brasil y Argentina. Apenas iniciada, tuvimos que cerrar nuestra planta de Pasticcino en San Pablo. Como ahora no tenía el doble costo de vida, pasajes aéreos, traslados y otros gastos que cubría con el sueldo de trabajo en Argentina, me estaba sobrando algo de dinero por mes, por lo que decidí ahorrar comprando dólares.
Cuando comenzó a agravarse la situación macroeconómica en Argentina y comenzaron las restricciones, los tipos de cambios diferentes, la especulación, el miedo, en fin, pensé que esto no tenía que ser un problema para mí.
Me propuse transformar el problema en una solución. Saqué los 800 dólares que tenía y decidí enviarlos a tres diferentes proyectos africanos en Uganda, donde tengo varios amigos a los que fui conociendo en estos últimos años gracias a la Economía de Comunión: 250 dólares para un gallinero de una joven que está comenzando a emprender y necesitaba comprar comederos y acondicionar los alambrados; 400 para otro joven emprendedor que necesitaba avanzar con su producción de vinos de ananá y 150 para comprar una pequeña máquina para hacer jugo de caña de azúcar en la empresa de un amigo con el que venimos compartiendo otro proyecto.
Todo este dinero fue usado en proyectos que están avanzando y lo mejor es que están transformando la vida de los que los llevan adelante. Me parece que la visión que tenía Chiara Lubich sobre la Economía de Comunión es estar dispuesto, luego de haber dado lo que te sobra, a dar lo que se tiene. El desafío como empresarios es concentrarnos más en que existan cada vez menos necesitados, y concentrarnos menos en generar riqueza porque sí.
Vivir la EdC en nuestra vida, en nuestras empresas es un acto de justicia, no de “heroísmo”, y cuando logramos vivir de esta manera somos todos felices. No necesitamos cambiar el pensamiento de los empresarios, necesitamos cambiar los corazones. El corazón luego se encarga de ajustar lo que es necesario. Ese es el gran desafío que creo tenemos por delante. Allanemos el camino para que Dios actúe, hagamos nuestra parte.
Gonzalo Perrín (O’Higgins)
La relación vale más que un alquiler
Para Sergio el alquiler temporario de un departamento no solo significa un ingreso para su sustento familiar sino generar relaciones, y más que eso…
Tengo un departamento que alquilo de manera temporaria y que significa un ingreso para el sustento familiar. Hace un tiempo, una señora de Rufino, que había reservado una noche por Booking (viajaba a Rosario por un estudio médico) debió cancelar la reserva ya que no pudo viajar por la pandemia.
La cancelación generó un intercambio de idas y vueltas y esta señora me recomendó a otras personas que debían alquilar durante un mes por una operación.
Por la nueva reserva se conectó una sobrina de la señora enferma y arreglamos todo lo relacionado con el alquiler, precio, comodidades, etcétera.
La señora venía con su hija de 26 años. Pensando en la situación, el viaje en ambulancia, la enfermedad de la señora, considerando que llegaban al mediodía directo a la consulta y después se alojarían, les preparé dos sándwiches, una torta y unas frutas.
Luego de la consulta recibí el llamado de la señora, en el cual me contó que se volvían a su ciudad para seguir el tratamiento y que no se operaría, por lo cual me querían pagar algo aunque no necesitaban alojarse.
Le respondí que no había costos y que solo me gustaría conocerlas, ya que estaba a pocas cuadras. Me esperaron en la ambulancia, las saludé, les deseé suerte y les obsequié las viandas. Nada extraordinario.
Ese alquiler hubiera nivelado la economía familiar por dos meses, pero la alegría de ver a estas personas más tranquilas y con una nueva esperanza, fue mayor satisfacción que el alquiler, que solo es plata. El céntuplo no tardó en llegar con el agradecimiento de quien le había dado mi contacto: “Hola, Sergio. Le recomendé su departamento a alguien de mi ciudad que tuvo la oportunidad de tratarlo y no tiene palabras más que hermosas para hablar de usted, de su disposición, generosidad. ¡Lo catalogó como un sol! ¡Yo le dije que es un ángel”.
Sergio Schone (Rosario)
Estímulo para estudiar una nueva economía
Patricio es profesor de Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de Tucumán; quiso innovar un poquito y dar un premio a sus alumnos.
Nos contó que a veces, en los primeros años, tiene alumnos de Economía que están con todas las ganas de hacer de esta un servicio, que se interesan por los pobres y por el bien común, pero como la facultad (al menos la de acá) no alimenta esa parte y enseñan más matemáticas, estadísticas y economistas clásicos, uno suele desviarse del camino y olvidarse de esa primera ilusión.
Por eso él quería apoyar un poco esos primeros deseos de hacer de la economía un servicio hacia los demás regalando un libro de Economía de Comunión a los alumnos que sacaran un 10 en el parcial. Para eso, en el grupo de EdC de Tucumán, cada uno prometió donar un libro, usado o nuevo, leído o no leído, el que tuvieran, siempre que fuera de EdC.
La realidad es que son dos comisiones de 120 alumnos cada una aproximadamente. El que se saca un 10 (o más de 9/8/7, según la cantidad de libros que se reciban) demuestra un interés por la primera materia de Economía que tienen en su carrera. Seguramente quedarán afuera alumnos a quienes también les haría bien leer un libro de EdC, pero no es fácil con la masividad usar otro criterio.
¡Obviamente si alguien tiene otra idea será bienvenida!
Luz Villafañe y Patricio Cossio (Tucumán)
Consumir responsablemente
Comencé el día un tanto interpelada leyendo una reflexión de Luigino Bruni que concluía así: “Me temo que tan pronto abran las puertas de nuestras casas saldremos corriendo a los centros comerciales, olvidaremos el dolor de estos meses y la lección pasará. Lamentablemente el resultado más probable de esta crisis es que nada cambie”.
Luego recibí un mensaje de mi mamá para contarme que había salido a comprar algunas cosas necesarias y que yo podría hacer lo mismo. Fui hasta un negocio con la incertidumbre de saber si estaría abierto. Estuve mucho tiempo dentro del local porque compré productos que tuvieron que preparar: agua oxigenada de uso alimenticio y otros que aún no habían podido racionar.
Salí feliz de seguir optando por el consumo responsable, confirmando que la economía real responde a la crisis, además por haber encontrado un nuevo proveedor de calidad y económico, y por haber generado una relación de la que surgió incluso la posibilidad de un nuevo producto, intercambio de información para compras online y compartir vivencias.
A los pocos metros entré al gran supermercado de la ciudad, al cual solo voy a veces a comprar paltas, porque el verdulero del barrio me dijo que en el verano le es imposible competir con ese súper. Mi sorpresa fue encontrarlas en oferta. Cuando las toqué, estaban todas feas. Por supuesto que no las compré.
Una vez más me encontré con una política comercial no centrada en la persona ni en la realidad. Y ahí entendí el mensaje con el que comencé la mañana.
Salí sintiendo que todavía tenemos que aprender muchísimo en esta pandemia. Gracias a tantos que emprenden con centralidad en la persona. Y deseo que esta sea una oportunidad para que más consumidores comencemos a ser consumidores responsables de Comercio Justo.
Una nueva economía acontecerá por nuestras decisiones.
Marisol Cuadrado (Alta Gracia)
Nota: testimonios tomados del grupo de Facebook Economía de Comunión Latinoamericana