Es el lema del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil propuesto por la OIT para este 12 de junio y al que adhiere la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, mediante el siguiente comunicado.
Con el Papa Francisco, señalamos y denunciamos la explotación ejercida por gente sin escrúpulos que ocasionan daño a tantos niños y niñas “que son esclavizados por el trabajo…” (8 diciembre 2016)
Con nuestra mirada puesta en la creciente Movilidad Humana, reconocemos que son principalmente los niños (migrantes o hijos de ellos) quienes más sufren las graves consecuencias de la migración, casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales. Son numerosos los que forman parte de nuestras comunidades, barrios y ciudades, venidos en su mayoría de los países limítrofes de nuestra Patria.
Muchos han sido estigmatizados o excluidos. Nosotros afirmamos una vez más que migrar no es un delito. Son hermanos nuestros que buscan una vida mejor lejos de la pobreza, del desempleo, de realidades muy adversas. Pero son incontables los que no logran tener aquí un mejor pasar y siguen en situaciones de indigencia y precariedad. Son niños y niñas que terminan con frecuencia en la calle, abandonados a sí mismos y víctimas del trabajo infantil.
También vemos dentro de la itinerancia, como en el turismo, muchos niños se encuentran trabajando en lugares turísticos, en las calles y rutas mendigando.
Lamentablemente la pandemia lleva consigo también el aumento de conductas detestables como el tráfico de niños, la explotación laboral y sexual, el abuso, y, en general, la privación de los derechos propios de la niñez sancionados por la Convención Internacional sobre los Derechos de la Infancia.
Es por eso que nos unimos a los “Compromisos de Acción 2021” que nos propone la OIT basados en las siguientes estrategias: Actuar: identificación de los compromisos de acción para el año 2021. Inspirar: divulgar historias y experiencias sobre la erradicación del trabajo infantil. Ampliar: compartir ideas con agentes aliados del cambio.
Estos niños y niñas necesitan de nuestra ayuda y de nuestro generoso servicio como sociedad civil y como Iglesia en Argentina. No nos cansemos de dar con audacia un buen testimonio del Evangelio, que nos llama a reconocer, a denunciar y a defender al mismo Jesús presente en los más pequeños y vulnerables. (Mt 25,40)
Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes