Premio L’Oreal UNESCO para Alicia Dickenstein, forjadora de la matemática argentina

Premio L’Oreal UNESCO para Alicia Dickenstein, forjadora de la matemática argentina

El jueves 11 de febrero de 2021 se publicó el nombre de la ganadora del premio L’Oreal Unesco por las mujeres en la ciencia para América Latina, que fue para la doctora en matemática y profesora de Exactas, Alicia Dickenstein. 

La propia galardonada se enteró del premio mientras estaba trabajando junto a otras colegas acerca de como procesar los datos de una encuesta sobre mujeres científicas. “De pronto veo que me llaman, y casi no atiendo; lo hice porque vi que era de Francia, y escuché que una mujer me hablaba en inglés con acento francés. Estaba tan sorprendida que me llevó un rato entender que había ganado el premio. Fue muy emocionante, realmente inesperado”, le relata a NEXCiencia, canal de comunicación de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

Dickenstein se especializó en el campo de la geometría algebraica, sector que abstrae operaciones matemáticas a otras más generales. Según la galardonada, esta geometría describe objetos geométricos con herramientas algebraicas y aporta elementos de la intuición geométrica para estudiar  objetos algebraicos. Alicia aplica métodos geométricos y algebraicos para comprender la evolución de algunas redes de reacciones bioquímicas, como las redes de enzimas dentro de la célula. De este modo, puede estimar la evolución de estas redes.

Compartimos fragmentos de la entrevista de NEXCiencia a la ganadora de la edición 2021 del Premio L’Oreal para mujeres en la ciencia de nuestra región.

Una ciencia con mala prensa

– ¿Por qué nos resulta tan difícil aprender matemática?

– Es por la forma en que se enseña, como algo ya cristalizado y concluido. Se elude la parte del disfrute, del pensar, que es lo más lindo. La matemática es lo opuesto a algo muerto y acabado. Es una actividad sumamente creativa, como lo es imaginar otras geometrías. Pensar es algo que da placer. La gente dice “la matemática no es para mí”, y yo digo que es para todos, porque la capacidad de la aritmética básica está en el cerebro del mismo modo que la capacidad de hablar. Es algo inherente a los seres humanos.

Inequidades

– ¿Por qué es difícil que una mujer pueda ganar un concurso para profesora?

– El sistema de concursos es muy bueno. Pero, como en general se evalúan los antecedentes de los últimos cinco años, si en ese período una mujer no pudo publicar o viajar tanto porque tuvo un hijo, por ejemplo, está siendo comparada con alguien que no necesitó hacer un alto. Entonces, al tener más trabajos publicados, esa persona va a ganar. La forma en que se evalúan los antecedentes es muy desfavorable para las mujeres jóvenes y es difícil cambiar eso. Pero algo hay que hacer. No es que haya discriminación. Son cuestiones que están establecidas de esa manera y esa desigualdad todavía resulta invisible para mucha gente.

Caras de la carrera

– ¿Cómo ha sido tu vida familiar? 

– Tengo dos hijos y cuatro nietos. Me casé con mi marido apenas terminé la licenciatura. En la mitad de la tesis, nació mi hija, y al año de terminar el doctorado, nació mi hijo. Pude trabajar porque tuve mucho apoyo familiar y ayuda de mi mamá y mi suegra. Pero mi situación se complicó al morir, en forma prematura, mi director de tesis. Perdí la brújula. Era a principios del 84, el gobierno de Alfonsín: los salarios eran muy bajos, y en la Facultad no se compraban revistas científicas, tampoco había correo electrónico ni Internet. Estábamos aislados del mundo. Fueron años de mucha frustración, y me llevó tiempo y esfuerzo retomar el camino.

– ¿Cómo lograste volver a ponerte en carrera?

– Aprendí que, si quería trabajar, tenía que luchar por el acceso a la información. Después, vino a la Argentina Joos Heintz, que empezó a dar cursos, y pude aprender cosas nuevas y temas que me interesaban. Porque acá se trabajaba en análisis clásico y otros temas que me resultaban poco atractivos. Otro hito fue un curso que me invitaron a dar en enero del 89, en México, como parte de un taller de geometría algebraica destinado a investigadores de Latinoamérica. Logré viajar con mi marido en un vuelo que salía el 31 de diciembre. Cuando todos se durmieron, yo encendí esa lucecita mínima y me puse a redactar mis notas para el curso. Entonces me pregunté si alguna vez sería recompensada por el esfuerzo de dejar a mis hijos y estar trabajando a la una de la madrugada en un avión.

– ¿Fuiste recompensada?

– Dos o tres años más tarde recibo una carta de un profesor francés muy reconocido, que me invitaba a ir como profesora a la Universidad de París. Esa invitación, lo supe después, se debió a esas notas que yo redactaba en el avión en aquel viaje a México y que se publicaron como artículo en el boletín de la Sociedad Matemática Mexicana. Ese artículo había llegado a manos del matemático francés. Es decir, me invitó por esas notas que yo había escrito en el avión mientras todos dormían. Ahí comprendí que siempre vale hacer el esfuerzo, en algún momento uno es recompensado.

Fuente: https://nexciencia.exactas.uba.ar/premio-loreal-unesco-alicia-dickenstein-matematica-mujeres-ciencia-genero

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