La revista estadounidense Time le ha dedicado este reconocimiento por su lucha, comenzada en solitario, a favor de una pronta acción contra el cambio climático.
Que una jovencita de 16 años, hasta hace poco dedicada en solitario a concientizar sobre el cambio climático, haya logrado impulsar un movimiento mundial que está movilizando pacíficamente a millones de personas en todo el mundo sobre la cuestión ambiental es a todas luces no solo algo que merece aprecio, sino que debe ser destacado. Lo han hecho muchos medios de comunicación, entre ellos la revista estadounidense Time que acaba de nombrarla “Persona del Año”.
Se debe también a su lucha persistente que hoy autoridades públicas y entidades privadas, organizaciones religiosas y políticas estén prestando una particular atención al tema. “Greta no es líder de ningún partido político o grupo de defensa, es una adolescente común que, al reunir el coraje para decirle la verdad al poder, se convirtió en el ícono de una generación”, señaló Time en su artículo.
El medio estadounidense recordó los inicios Thunberg en esta lucha sobre el clima, cuando en 2018 “pasó sus días acampada frente al Parlamento sueco, con un cartel pintado con letras negras sobre un fondo blanco que decía: ‘Huelga escolar por el clima'”. “Desde entonces, se dirigió a los jefes de estado de la ONU, se reunió con el Papa, se enfrentó al presidente de los Estados Unidos e inspiró a 4 millones de personas a unirse a la huelga climática mundial el 20 de septiembre de 2019”, destacó la revista sobre los grandes eventos en los que ha participado la menor.
Como también señala Time, esta niña no pretende tener ni tiene “una solución mágica” para los problemas medioambientales, pero sí “ha logrado crear un cambio de actitud global, transformando millones de vagas ansiedades en un movimiento mundial que exige un cambio urgente”. Pero, además, esta adolescente está obligando al mundo adulto a cambiar su mirada sobre los jóvenes. Sus palabras han sido mucho más sensatas que las de varios poderosos de la Tierra, encerrados en su miopía egoísta e interesada, que niega la urgencia de responder al calentamiento global y perjudicando así el futuro de millones de personas y de generaciones futuras. Greta ha instalado el debate en torno al derecho, que no tenemos, de condicionar la calidad de vida de nuestros descendientes con nuestra conducta irresponsable y despreocupada con respecto a los efectos sobre la naturaleza de nuestro estilo de vida.
El reconocimiento de Time es, por tanto, acertado. Nos hacen mucha falta ejemplos tan inspiradores de responsabilidad cívica.
