Caminar por las calles de un país en alerta

Caminar por las calles de un país en alerta

La experiencia de un ciudadano desde que se desataron las protestas.

¡Chile despertó! es la consigna que mucha gente grita en las calles, pero al igual que muchos compatriotas he visto y escuchado las noticas sobre las manifestaciones que están ocurriendo en esta larga y angosta faja de tierra.

Durante el caos que se desató el viernes 18 de octubre, me tocó salir de Santiago por motivos familiares y me desconecté de lo que estaba sucediendo, al otro día ya estando en el campo me entero del caos que se está viviendo en la capital y en distintas ciudades del país, acá en la zona se organizó una protesta pacífica por las principales calles y obvio los manifestantes haciendo sonar sus ollas en el “cacerolazo”.

Como dicen por ahí la gente de campo es de respeto y la marcha la realicé charlando con el Teniente Miguel Solís, en ese instante intercambiamos nuestros puntos de vista pero todo en un marco de respeto. Ya concluida la manifestación me acerco a conversar con Cristián Osorio, un dirigente vecinal, quien me dijo “al Gobierno le falta calle, las desigualdades en este país son notorias y esta olla a presión explotó”.

Ya en la capital me doy cuenta que el ambiente es distinto, los militares en las calles junto a los carabineros resguardando el orden público se transforman en un nuevo Santiago.

Después de tres días viendo televisión, siguiendo redes sociales, escuchando radios y charlas con los compañeros de trabajo, me doy el ánimo para ir a Plaza Italia, el punto de encuentro de celebraciones, manifestaciones  de diverso índole.

Rumbo a ese sitial veo mucha gente por las avenidas de la capital, con pancartas con innumerables frases que van dirigidas a las autoridades. Se acercó a un joven de nombre Mauricio que se muestra orgulloso por la gran cantidad de asistentes a la marcha y le llama la atención las diferentes clases sociales que se dieron cita en la manifestación.

Para Jorge Tapia, publicista de profesión y también presente en la convocatoria, esta masiva asistencia representa el descontento social que se expresa “es un proceso que ha ido tomando peso, algo que la gente venía acumulando más de 30 años y que se une al mal manejo por parte del Gobierno”.

Seguí en la marcha y tal como señalé en líneas anteriores una manifestación pacífica, que se suma la innumerable cantidad de grupos que gritaban al unísono el lema ¡Chile despertó!… es ahí donde me encontré con Andy, un ciudadano puertorriqueño que comentó las palabras pronunciadas por el Presidente Sebastián Piñera, quien pidió perdón por la falta de visión, “por lo menos es una señal y sus paquetes de medidas son un paso adelante.

Con el pasar de las horas el entorno lo puedo describir como una fiesta ciudadana: música por un lado, deporte y baile hacen una multiculturalidad de expresiones con una causa en común.

Ya finalizaba el recorrido, y el aire se volvió irrespirable, el limón con el agua con bicarbonato no me hacían frente al espeso polvillo que producían las bombas lacrimógenas que lanzó la fuerza pública para disipar a los subversivos que se aprovechan de la situación para causar desmanes. Pero en fin, me voy conforme porque estoy convencido que Chile se puede transformar en una mejor nación que busca el bien común de sus habitantes.

Como dice Vicente Hubner, Chile salió a la calle, también el estudiante secundario que lucha por una mejor educación. Salió el universitario que lucha por un egreso sin deudas. Salió el joven trabajador que proyecta una vida de esfuerzo y frustración, también se sumó la madre que ya vivió esa vida y que quiere una mejor para su hijo. También se suma el adulto mayor que no le alcanza con la pensión y que llora en la oscuridad de la incertidumbre por una solución. Se hace presente el que se siente cansado, que está frustrado, que tiene miedo y el que está resignado. Salieron las cacerolas, para amplificar el grito de ayuda de una mayoría de caras que lo único que busca es una vida feliz. Una vida que no pierda el color el segundo día del mes, cuando el sueldo se fue por un tubo y las deudas se amontonan en la esquina de la indiferencia, que más que vida se transforma en supervivencia.

  1. Juan Andrés Ravignani 26 octubre, 2019, 02:44

    Un pueblo que intenta despertar de una oscura noche que comenzó en 1973, que busca liberarse de las garras de la avaricia; una expresión más de nuestra América Latina que ansia vivir en la dignidad. Un sueño de Patria Grande nacido en las gestas independentistas todavía en vías de gestación. Una Patria que nos incluya a todos; un sueño que nos interpela; una Patria multicultural en la que los guardianes de la tierra sean dignificados; un suelo desde el que surja el clamor de comunión con toda la creación. Un sueño enorme, América el Continente de la ESPERANZA.

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