Pese al proceso de negociación para pacificar la península coreana, el régimen sigue testeando armas que pueden impactar a más de 5 mil km de distancia.
Las imágenes del lanzamiento de misiles difundidas por el Gobierno de Corea del Norte dan crédito del avance del programa armamentístico de este régimen, lo que genera un cono de dudas sobre las reales intenciones de una desnuclearización de su aparato militar. Algunos de los misiles lanzados son de muy largo alcance (balísticos), superiores a los 5.500 km que son prohibidos por pactos internacionales.
Las reacciones de Corea del Sur y de Estados Unidos han sido cautas para no afectar el proceso de pacificación y normalización las relaciones con Pyongyang, también porque está en ello involucrado directamente el prestigio personal del presidente Donald Trump, quien ha querido conducir personalmente las negociaciones, prácticamente sin asesoramiento, firmando un acuerdo muy genérico y sin una hoja de ruta definida del desarme nuclear norcoreano. La última cumbre entre Trump y Kim Jong-un fracasó y el mandatario norteamericano abandonó anticipadamente la reunión.
La información desde Corea del Norte comentó las imágenes hablando de “medios de largo alcance”. El jueves las fuerzas armadas norcoreana lanzaron
dos proyectiles que se cree sean misiles balísticos de corto alcance. Los proyectiles alcanzaron una altura de unos 50 kilómetros y volaron en dirección este 420 kilómetros, uno y 270 kilómetros el otro, antes de caer al Mar de Japón (llamado Mar del Este en la dos Coreas). Los expertos sugieren que los misiles podrían haber sido importados desde Rusia o a través de terceros
Los misiles que se ven son prácticamente idénticos a los testados cinco días antes y, por lo tanto, muy similares a un Iskander tierra-tierra de corto alcance, un proyectil de fabricación rusa. Las fotos difundidas revelan otros detalles de la capacidad técnica de Corea del Norte para el transporte sobre ruedas de los misiles a través de lanzaderas móviles, al tiempo que las armas en cuestión son más difíciles de detectar.
Los gobiernos de Washington y Tokio afirman que entre el armamento testado ayer se contaban misiles balísticos. Aun así, la Casa Blanca ha querido ser casi tan cauta como Seúl para no frustrar el diálogo abierto con el régimen. El presidente Donald Trump, dijo el jueves que “nadie está contento” con el lanzamiento, que se está observando a Corea del Norte “muy seriamente” y que no cree que el régimen esté “listo para negociar” ahora mismo, aunque a su vez su jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, tildó la acción norcoreana de provocación “menor”.
Trump ha retirado a su país del acuerdo nuclear con Irán, afirmando que el régimen del país persa sigue armándose de misiles de mediano y largo alcance, aunque sin presentar pruebas. Además, hay una campaña en curso para obligar a los demás países a aplicar sanciones contra Teherán pese a que el país persa estaba sometido a controles y monitoreo para impedir que su programa nuclear pudiera tener una finalidad militar. Los dos diferentes criterios con uno y otro país, responde a los intereses de Trump respecto de cuestiones domésticas y electorales.
El tema de los misiles probados por Corea del Norte son apenas un tema menor comparado a la carrera armamentística de las potencias nucleares. En el momento presente se deben poner todas las cartas sobre la mesa, porque la sustentabilidad del planeta lo requiere. Si no se quiere ser honesto por convicción al menos perlo por conveniencia; no podemos continuar transitando por estos andariveles y pretender la paz. Acuerdos sustentables a escala planetaria en todos los tópicos que hacen a la equidad, la dignidad, la justa distribución, el respeto y la estima mutuos es la condición necesaria para superar las crisis de toda índole que nos amenazan. Si no somos capaces de ir desprendiéndonos de las ansias de poder y dominación, sustituyéndolos por la mutua colaboración en el desarrollo y la armonía es inútil esperar buenos frutos. Tal vez resulte ingenua esta argumentación, si lo es, pero es ingenua y sinceramente la llave para caminar hacia la plenitud de la vida. Si todo lo que se invierte en oprimir se invirtiera en cooperar al bien común, alcanzaríamos metas inimaginables. NECESITAMOS UN CAMBIO DE PARADIGMAS DE LA COMPETENCIA Y LA OPRESIÓN A LA SOLIDARIDAD Y LA FRATERNIDAD. El camino es arduo pero necesario.