
En la doble fecha FIFA, Argentina cayó 3 a 1 con Venezuela y le ganó 1 a 0 a Marruecos en Tánger con un denominador común: pobres actuaciones. ¿Lo más grave? Otra vez las duras críticas a Lionel Messi.
Los partidos amistosos ante Venezuela y Marruecos previstos para la reciente fecha FIFA no generaban demasiada expectativa en el público argentino, aunque un elemento hacía que se los marcara con un resaltador: en el encuentro del pasado viernes se daba el regreso de Lionel Messi a la Selección después de la frustración mundialista en Rusia.
No obstante, esa atención sobre el retorno del 10 se desmoronó en un santiamén. Argentina cayó 3 a 1 con la vinotinto en una actuación para el olvido, más allá que el mejor haya sido el de siempre: Messi.
Las “innovaciones” del entrenador Lionel Scaloni más que evidenciar la renovación necesaria en el combinado nacional (algo que se está dando desde los nombres) reflejó la confusión con la que sigue conviviendo el equipo argentino. Y en ese desconcierto, deambula también Messi.
Y si bien cuatro días después la Selección se repuso con una ajustada victoria por 1 a 0 frente a Marruecos, el resultado no podrá tapar lo verdaderamente importante en este tipo de presentaciones. Argentina es un rejunte de jugadores que no logran amalgamarse, que no transmiten una idea clara de juego y que, a dos meses y medio del inicio de la Copa América (se juega desde el 15 de junio al 7 de julio en Brasil), están muy lejos de acrecentar la ilusión que siempre generan este tipo de competencias, en las que la Selección fue finalista en las últimas dos ediciones.
Sin embargo, más allá del desconcierto en cuanto al funcionamiento y futuro, otra de las consecuencias –quizás la más preocupante– de esta gira es otra vez las duras críticas que recibe Messi. La derrota con Venezuela y su posterior ausencia con Marruecos provocó una ola de acusaciones, basadas en viejos argumentos como “no canta el himno”, “no está cuanto tiene que estar”, “en la Selección no rinde como en Barcelona” y todos los etcétera que se puedan agregar.
Messi sigue siendo el chivo expiatorio de una AFA que no tiene rumbo cierto. De una estructura de Selección que pasó de soñar con Diego Simeone o Marcelo Gallardo al frente del equipo mayor, y se conformó con Lionel Scaloni, un hombre que no tiene experiencia alguna. ¿Esto significa incapacidad? No necesariamente, pero los principales responsables del presente de la Selección no están dentro del campo de juego.