Esta noche será la ceremonia inaugural de los XXXI Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
“¡Felicidades atletas de #Rio2016! Sean siempre mensajeros de fraternidad y de genuino espíritu deportivo”. El tuit del papa Francisco encierra el deseo del mundo entero y a partir de esta noche (más allá que ya comenzaron algunas competencias, como el fútbol, en la que Argentina debutó con derrota frente a Portugal), cuando se encienda el pebetero olímpico el planeta estará unido por ese aura especial que transmite el deporte.
Sobre todo cuando durante la ceremonia se vea a la delegación de 12 atletas refugiados, que el Comité Olímpico Internacional recuperó para que pudieran representar a las millones de personas que han sido forzadas a desplazarse de su patria.
“Hoy observaremos la esencia misma del Deporte para la Paz. De pie a aplaudirlos en su ingreso, en nuestros trabajos, en la escuela, en el consultorio o en nuestros hogares, en los clubes. Se infiere que “estallará” en aplausos el Estadio Olímpico. Uno de ellos, el nadador, se escapó de la guerra en balsa, fue recuperado en el mar y atravesó caminando, cuatro países hasta que los encontró el Comité Olímpico Internacional (COI). En sus declaraciones y muy emocionado, agradeció a la vida que conocerá a Phelps, el mejor nadador del mundo y que aquello que hizo (sin nombrar qué) le permitió este encuentro. Estamos en el buen camino del deporte como una herramienta alternativa para educar en valores para la paz”, reza el comunicado de la Federación Sudamericana de “Deporte para la Paz” (FeSuDePaz), en la figura de su presidente, la Lic. Liliana Grabín.
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