Gestos de grandeza

Gestos de grandeza

Juan Martín Del Potro cayó en la final del Abierto de los Estados Unidos frente a Novak Djokovic, quien lo consoló al final.

La derrota de Juan Martín Del Potro estaba consumada. Novak Djokovic había demostrado todo su potencial físico, técnico y mental para superar al tandilense (6-3, 7-6 y 6-3), quien soñaba con repetir el título que había conseguido nueve años atrás.

Se sabe que el serbio, aunque un paso por detrás de Roger Federer y Rafael Nadal, pertenece a ese grupo de elegidos que son capaces de mantenerse en la elite del deporte durante muchos años. De hecho, con la victoria de anoche, Djokovic llegó a los 14 trofeos de Grand Slam, igualando a Pete Sampras, y retornó al tercer puesto del ranking mundial, justamente por debajo del suizo y el español.

En cambio, que Del Potro haya sido dueño de esa ubicación en el podio del ranking por un par de semanas ya era un logro extraordinario. Y si bien el argentino está teniendo un excelente nivel, codearse con los “genios” no siempre tiene resultados satisfactorios.

Conociendo todos los achaques y problemas físicos que había tenido en su muñeca, cada paso que da el tandilense cobra una dimensión mayor y una muestra de superación.

Por eso, si bien la derrota no tiene atenuantes, se comprenden las lágrimas y el desconsuelo del final. Pero también sabe lo que significa compartir el circuito con monstruos como Federer, Nadal y el propio Djokovic: “Es un desafío enorme pero también estoy orgulloso de estar cerca de estas leyendas. He aprendido mucho contra ellos, es increíble verlos a ellos siempre en las finales de estos torneos. Jugué una final contra Federer y otra contra Djokovic, y eso marca lo difícil que es ganar torneos de este nivel, siempre hay que ganarle a uno, o a los tres. Novak es un gran merecedor del título. Y no me siento mal por no haber podido ganar más Grand Slams porque ellos están ahí. Siento que soy uno de los que tienen la suerte de pertenecer a la misma era en la que juegan ellos”.

El mismo serbio también se refirió a su rival: “Es un gigante gentil. Es alto y tiene un gran juego pero al mismo tiempo muestra los buenos valores de la vida. Se preocupa por su gente, por sus amigos, su familia. Lucha cada punto de cada partido y la gente se siente identificada con eso. Trata a los otros como le gustaría a él que lo trataran y creo que eso es lo que la gente adora de él”.

En esas palabras de Djokovic quizás se encuentren las razones del gesto al finalizar el partido, mientras el argentino lloraba desconsoladamente. Son pocos los que detienen su euforia, miran a su rival y le regalan un abrazo que mitigue en algo el dolor de la derrota.

 

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