
La inmunización de la población mundial es un desafío que llevará tiempo y que exige una distribución más equitativa. La importancia de nuevas iniciativas que combinan intereses públicos y privados y que trata de dar respuesta a los países de ingresos bajos y medios.
A juzgar por las consecuencias que la pandemia del coronavirus supone, tanto actuales como futuras, la cuestión de la salud ha dejado de ser algo solamente nacional para transformarse en una cuestión de seguridad internacional o global.
En las últimas décadas y globalización de por medio ha venido ganando lugar en el debate académico y político un significado más complejo y amplio del concepto de seguridad internacional que el que comenzó a esbozarse desde fines del siglo XIX.
Podríamos sostener entonces, pandemia mediante, que también la salud se ha transformado en una cuestión tan importante como los desafíos militares, económicos, tecnológicos y ambientales.
Los epidemiólogos y expertos en salud pública consideran que hay varias formas de enfrentar una pandemia, pero sin ningún lugar a dudas, desde su invención, las vacunas han demostrado ser la manera más efectiva y eficaz de hacerlo. Por ejemplo, algunos estudios de universidades de los Estados Unidos consideran que por cada dólar invertido en inmunización en 94 países de bajos ingresos, los sistemas de salud de esos países se ahorran 16 dólares.
Como una cuestión prioritaria, se ha desatado una verdadera carrera por la vacuna contra el covid-19. En la primera semana de enero 2021 había 80 vacunas en etapa de ensayo en humanos, 20 de ellas en fase 3 y 7 reguladas para su utilización limitada.
Las cuestiones de política internacional también forman parte de la discusión en torno a las vacunas. Así, según el Serum Institute de la India se requerirán alrededor de 15.000 millones dosis para vacunar al menos con dos dosis a la población mundial. La cuestión es que la producción de semejantes cantidades sobrepasa en mucho a la capacidad de producción de los laboratorios que actualmente están funcionando. Para ese laboratorio, producir semejante cantidad de vacunas, al ritmo actual de producción, llevaría alrededor de cuatro años.
La escasa capacidad de producción de vacunas y el hecho de ser un bien altamente demandado ha determinado que su precio de venta haya elevado sustancialmente. Así, si en promedio las diferentes vacunas para varias enfermedades se venden en alrededor de 3 dólares, las vacunas contra el covid-19 cuestan alrededor de 15 dólares.
Este hecho, sumado a la transformación de la salud global en una cuestión de seguridad internacional, ha dado lugar a diferentes estrategias de los estados.
Así, en los Estados Unidos, el anterior presidente Donald Trump lanzó una iniciativa conocida como Warp Speed, con el objetivo de producir y distribuir 300 millones de vacunas destinadas a cubrir a toda la población norteamericana, una iniciativa público-privada que reunía a laboratorios, universidades, servicios de salud de la administración, organismos públicos de financiación, productores y el departamento de defensa.
La Unión Europea negoció de manera conjunta la compra y posterior distribución de grandes cantidades de dosis, pagando por adelantado a varios laboratorios, entre ellos los BionTech y CureVac alemanes o la francesa Sanofi.
Una reciente nota publicada en el diario The Guardian da cuenta de las fenomenales ganancias esperadas por algunas de estas empresas farmacéuticas. Veamos:
- Pfizer/BioNTech espera ventas de su vacuna contra el covid-19 para este año por entre 15 mil y 30 mil millones de dólares. En los últimos 12 meses las acciones de la primera compañía subieron casi un 2 % en tanto que las de la segunda aumentaron un 156 %.
- Moderna estima vender por entre 18 mil y 20 mil millones de dólares. Sus acciones se incrementaron en más de 370 %.
- Johnson y Johnson calcula que tendrá ingresos por más de 10 mil millones de dólares en 2021, sus acciones valen hoy casi un 8 % más que años atrás.
- AstraZeneca estima que obtendrá ganancias de entre 2 mil y 3 mil millones de dólares por su vacuna.
- Varias otras compañías farmacéuticas estiman que tendrán muy buenas ganancias por la venta de sus vacunas contra el coronavirus.
Estas situaciones coexisten también con países que no tienen sistemas de salud públicos desarrollados y tampoco recursos económicos para hacer frente a la compra de vacunas.
Desde una concepción geopolítica particular, tanto la India como Sudáfrica solicitaron a la Organización Mundial de la Salud, a fines de diciembre de 2020, que se suspendieran temporalmente los derechos de propiedad intelectual para diagnósticos, tratamientos y vacunas del covid-19.
Pero algo innovador, aparte de las vacunas, pareciera estar emergiendo en el sistema internacional: COVAX. Se trata de una iniciativa multilateral que combina intereses públicos y privados y que trata de dar respuesta a los países de ingresos bajos y medios, cuya capacidad para conseguir acuerdos es menor y su potencial económico no garantiza la inmunización de sus poblaciones. COVAX se ha fijado llegar al 20 % de la población en los 94 países de menor ingreso durante el año 2021.
COVAX surge como la iniciativa que da el puntapié inicial a la Alianza Global para la Vacunación (GAVI, por sus siglas en inglés).
La vacuna del covid-19 se convierte así en el primer ejemplo de cómo se pueden construir plataformas de decisión global alternativas a las organizaciones multilaterales clásicas, sin contar necesariamente con el acuerdo de todos los gobiernos.
Y por último, recordemos la voz del papa Francisco, quien en la misa de Pascua de este año pidió que el acceso a las vacunas sea para todos igual, con ayuda a los países más vulnerables. En medio de una marcada diferenciación en la inmunización contra el covid-19, el Papa también solicitó priorizar la inversión en salud por encima del gasto militar ·
Artículo publicado en la edición Nº 630 de la revista Ciudad Nueva.