Se trata de una balsa construida en Bolivia siguiendo un milenario sistema indígena y utiliza un junco que crece en el lago Titicaca. La nave unirá el puerto chileno de Arica con el de Sidney, en Australia.
Una gran balsa de totora intentará navegar desde el puerto chileno de Arica hasta el de Sidney, Australia. La expedición, compuesta por 12 navegantes, lleva el nombre de “Viracocha III”. La balsa ha sido realizada, durante un año, en Bolivia. Entre los miembros de la expedición figura el biólogo estadounidense Phil Buck.
La embarcación tiene 18 metros de largo y 4,5 metros de ancho, y ha sido construida con 18 toneladas de totora, que es una especie de junco del lago Titicaca. Será transportada en camión desde La Paz hasta el puerto chileno de Arica, desde donde partirá en marzo de 2017 para realizar un recorrido de 10.000 millas náuticas hasta el puerto de Sidney.
Se trata de la tercera expedición internacional organizada por Buck utilizando un barco construido con totora. La primera fue en el año 2000, cuando navegó desde Arica hasta la Isla de Pascua; en 2003 intentó unir la ciudad chilena de Viña del Mar con Australia, pero la nave se quedó en la Isla de Pascua, sin poder continuar la aventura. Su objetivo es el mismo de las travesías realizadas por el noruego Thor Heyerdahl y el español Kitín Muñoz, quienes intentaron probar que hubo contacto entre los pueblos antiguos de América y Asia, a través del Pacífico, usando este tipo de barcos.
La aventura también forma parte de un proyecto de arqueología experimental que pretende revalorizar el conocimiento náutico de las antiguas civilizaciones sudamericanas.
La estructura de la balsa fue realizada con la ayuda de artesanos aymaras provenientes de Suriqui y Huataja, en Bolivia. Los expedicionarios explicaron que el modelo de balsa que se utiliza es milenario, y hoy se mantiene viva la tradición de manufacturarla.
La materia prima para construir la Viracocha III es boliviana, también lo ha sido la mano de obra, y tiene cuatro mil amarros de totora. Las cuerdas usadas son típicas de los pueblos andinos.
El grupo de navegantes es consciente de que se enfrenta a un gran reto y a muchos peligros. Por ello ayer se realizó una ceremonia con rituales andinos para despedir a la expedición y la decoración lleva máscaras que transmiten la energía, la fiereza y el coraje de los animales, que místicamente van a conversar con las fuerzas naturales, como el viento, para acompañar la misión.
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