En medio de la guerra asoman historias de vida que logran reconfortar a las personas. Es el caso de una pareja de argentinos que viajaron a contramano del mundo, rumbo a Kiev para buscar a su bebé que nació por maternidad subrogada el martes 8 de marzo.
La maternidad subrogada es una práctica legal para parejas casadas en Ucrania. Esto la convirtió en el destino de muchas parejas de todo el mundo, que no pueden tener hijos y que así logran hacer realidad un sueño.
Son muchas las clínicas que se dedican a esta especialidad en Ucrania. Primero se realizan los tratamientos de fertilización asistida, y también se halla la gestante para el embarazo.
Inicialmente la pandemia retuvo a muchos bebitos esperando por sus padres, que no podían volar para la reunión familiar. A todo esto, desde el 24 de febrero, se sumó el inesperado inconveniente de la guerra. Fueron cientos los bebés que quedaron a la espera de sus progenitores. Gabriel, el padre, brinda detalles a Elisabetta Piqué de La Nación: “la fecha del parto estaba prevista para el 27 de marzo, pero las cosas se adelantaron. Y cuando empezó la guerra, el 24 de febrero, se nos vino el mundo encima”.
Odisea con recompensa
Gabriel y Mariel lograron el objetivo, y se reunieron con su pequeño Milan. El paso siguiente fue salir de Ucrania, para esto los tres debieron llegar a la frontera con Rumania, donde la embajadora y el cónsul argentinos les entregaron el pasaporte provisorio de Milan.
Así resumió el exultante padre: “Nos sacamos el sombrero, les estamos totalmente agradecidos a ellos, así como a la Cancillería, que nos estuvo apoyando en todo momento; a los Cascos Blancos, porque fueron los primeros en varios días que nos hablaron en español; a Alina, la intérprete de la clínica; a Vitaly, nuestro chofer ucraniano, a Rumania, donde encontramos mucha solidaridad, y a las miles de parejas que conocimos en este deseo de ser padres”. Gabriel y Mariel, son los padres de una niña de tres años, Emma quien fue gestada con la maternidad por subrogación en Kiev.
Para llegar a Kiev, viajaron de Buenos Aires a Fráncfort, para combinar con otro vuelo a Bucarest. Luego abordaron un tren, para finalmente llegar a Chernivtsi, territorio ucraniano, donde abordaron un tren que los llevó hasta Kiev”, detalla Mariel. No fue sencillo, ya que debido a los bombardeos, el tren se detuvo durante la noche, pero encontraron gente muy solidaria.
Milan nació en la ciudad de Zhytomyr, al oeste de la capital, porque su gestante, que tiene otros niños, es oriunda de allí y tenía que estar con sus otros hijos, dada la situación.
El parto se adelantó, y Milan logró ser llevado a Kiev, donde la clínica no está operativa. De todos modos los asistieron para la entrega del bebé.
“Llegamos a Kiev a las 15 del domingo, y nos fuimos a las 7 de la mañana del día siguiente, pasando la noche en un refugio que nos indicó la clínica. No pegamos un ojo, cayeron cerca las bombas, escuchamos un montón de explosiones y el estruendo de artillería pesada, mal”, relata Gabriel.
Decisiones
Gabriel y Mariel no ocultaron el temor de la situación, evidente en cada decisión que tenían que tomar. “Otro miedo fue la decisión jugada de definir, una vez que teníamos ya con nosotros a Milan, si volver hacia Rumania en tren, algo considerado más seguro, pero repleto de personas intentando escapar, o en auto. ¿Qué hacés con un bebé recién nacido si se para el tren en medio de la noche con 10 grados bajo cero y atestado de gente? Así que optamos por la peripecia de volver en coche, un Skoda donde no sé cómo entramos seis, sin cinturones”.
Los tres están a salvo, en Rumania. La siguiente etapa es Bucarest, desde donde regresarán cuando el niño alcance el peso para viajar. Milan es uno de los tantos bebés que nació en medio de la guerra y transmite paz. Un pequeño gran milagro.
Fuente: https://tinyurl.com/220318Milan