El Planetario de la ciudad de La Plata se ha convertido en poco tiempo en un ícono del acercamiento de la ciencia a la gente.
En los terrenos de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata, en el corazón del Paseo del Bosque, se erige de manera imponente uno de los planetarios más modernos del continente. Es la Semana Mundial del Espacio, período en el que proliferan las charlas, exposiciones y eventos en los que las estrellas y los planetas aumentan su protagonismo y se potencia más aún la divulgación de un tipo de ciencia que por momentos parece muy lejano para el común de la gente.
En ese sentido, “el Planetario se ha convertido en un nodo cultural de la ciudad”, cuenta su director de gestión, Diego Bagú (foto), quien junto al director ejecutivo, Martín Schwartz, y el coordinador del Área de Contenidos, Pablo Santamaría, han potenciado el rol divulgativo de este sitio amado por grandes y, fundamentalmente, por chicos. “No queremos que la ciencia sea vista como algo distinto de las otras actividades humanas como puede ser el arte, la tecnología, etcétera. Nuestras actividades han sido de las más variadas, con la intención de acercar a la gente al Planetario. Se ha convertido en un espacio multifacético”.
“La palabra ‘ciencia’ muchas veces marca una distancia –explica Bagú– e incluso los científicos podemos correr el riesgo de sentir que hablamos desde un escalón más alto. Nosotros estamos en las antípodas de ese pensamiento. Por motivos filosóficos pero también por razones pragmáticas. Si vos como científico querés que en tu país se desarrolle y se apoye la ciencia tenés que tener una sociedad que te defienda. Y para eso tenés que acercar la ciencia a la gente”.
Esa es la premisa que mueve cada una de las decisiones del grupo de profesionales que llevan adelante el Planetario desde hace casi cuatro años, poco tiempo después de que fuera inaugurado en junio de 2013. “Apuntamos a que la ciencia no sea algo ajeno a la vida de todos. Acá hay gente que estudia los terremotos, la carrera de meteorología, astrónomos que estudian galaxias y, si bien de entrada puede no tener impacto, hay otros astrónomos que trabajan con satélites GPS para hacer nivelación de suelos y ahorrarle mucho dinero al Estado a través de modelos numéricos que se desarrollan desde acá. No son cosas muy descolgadas de su vida”, aclara quien además es coordinador nacional de la Semana Mundial del Espacio.
Desde el Planetario se han dado cuenta de que la divulgación está funcionando gracias a ciertos parámetros como es la presencia continua en los medios de comunicación. Bagú reconoce que “hay mucho de arte. A nosotros en la facultad no nos han enseñado a comunicar la ciencia, las carreras más bien están apuntadas a la investigación. Por eso en nuestro trabajo hay mucho de prueba y error. Pero juega mucho el carisma. La clave está en ponerse en el lugar del otro y poder contarle a cualquier ciudadano de a pie lo que para nosotros es natural. No es tan fácil.”
Este astrónomo ama lo que hace aunque confiesa que el romanticismo de disponerse una noche a ver el cielo va mermando. “En realidad disfruto cómo una mamá o un papá vienen con el nene y se maravilla al ver la luna. Como sé que va a pasar, ese es mi disfrute. El poder generar un ambiente en el que mucha gente adulta te dice ‘yo nunca vi la luna por un telescopio’. Eso a mí me llena”, cuenta.
Si bien Bagú aclara que lo que hacen desde el Planetario no es novedoso ya que también se hace en otros sitios de divulgación como éste, entiende que en Argentina han marcado un camino a la hora de transmitir los avances de la ciencia astronómica: “Las noticias de alto impacto para la gente tratamos de bajarlas a un lenguaje más entendible para el público”. Es lo que ocurre durante la Semana Mundial del Espacio, en donde hay más de 20 eventos en todo el país, entre ellos “talleres en los que los padres se mueren por participar. Es maravilloso. La idea es compartir un lugar con distintas aristas”.
Pero la clave estuvo en lograr “transmitir nuestras propias películas, que es a lo que aspiran todos los planetarios del mundo”, advierte Bagú y aclara: “Tuvimos que aprender mucho sobre el formato full dome, que es la proyección en toda la cúpula. Eso sale muchísimo dinero y es muy difícil. Nos asociamos con el director de cine Hernán Moyano, quien asegura que este es el futuro del cine. Hay compañías que desarrollan las películas y los planetarios compran las licencias, que son muy caras. Y a nosotros se nos ocurrió la idea de hacer nuestras propias películas y lo logramos”.
Después de mucho esfuerzo y dedicación nació “Belisario”, una película que según críticos europeos no tiene nada que envidiarle a las producciones del planetario de Nueva York, ha ganado premios en Rusia y ya fue proyectada en Estados Unidos, Brasil y Colombia. “Belisario es nuestra nave insignia –comenta Bagú y se entusiasma–. Superó completamente nuestras mejores expectativas. Estamos muy contentos. Es increíble el fenómeno que se logra con el full dome. “Belisario” es un producto 100 por ciento platense y cuenta la historia del ratón que fue lanzado al espacio en cohetes en 1967, hace 50 años. Argentina fue el cuarto país en el mundo en experimentar con seres vivos en cohetes de manera exitosa, después de Rusia, Estados Unidos y Francia. Son historias que no se conocen y encontramos esta maravillosa manera de hacer divulgación científica”.
Desde el Planetario entienden que los chicos son el principal público al que apuntan con la divulgación. “En ese acercar la ciencia que decíamos antes uno no deja de intentar generar vocaciones. Los que estamos acá siempre nos acordamos del primer momento que miramos por un telescopio, cuando fuimos a un observatorio o a un planetario. Son sensaciones muy fuertes. Nuestro eslogan es ‘Vení a descubrir un universo de sensaciones’. El objetivo principal no es que la persona salga de acá sabiendo con exactitud cómo funciona el sol, cuántas lunas tiene Marte o cómo son los anillos de Saturno, por más que el show full dome te lo diga. Lo que nos interesa es que esa persona no se olvide nunca de cuando vino al Planetario de la Ciudad de La Plata y ni hablar cuando un pibe te dice ‘yo quiero estudiar lo que estudiaste vos’. Se nos caen las medias. Nosotros buscamos el impacto sensorial, que el pibe, cuando vuelva a la casa le diga al padre que le compre un libro de astronomía”