Una Mujer fuerte

Una Mujer fuerte

Falleció Carmen Hernández, iniciadora del Camino Neocatecumenal junto a Kiko Argüello.

“Carmen ha sido para mí un acontecimiento maravilloso; la mujer, su genio grande, su carisma, su amor al Papa y sobretodo su amor a la Iglesia”. En este pasaje de la carta que Kiko Argüello escribe para anunciar la partida para el Cielo de Carmen Hernández, iniciadora junto a él en el 1964 del Camino Neocatecumenal, está contenida, creemos, la mejor definición de la mujer que compartió el nacimiento, la difusión y el desarrollo del Camino.

Kiko agrega: “Carmen, ¡qué enorme ayuda para el Camino! Nunca me aduló, siempre pensando en el bien de la Iglesia. ¡Qué mujer fuerte! Nunca he conocido a nadie parecido”.

Y concluye: “Para mí ha sido conmovedor que haya esperado a que yo llegara, la besara y le dijera: «Ánimo». Y después de darle un besito ha fallecido”.

Tres pasajes que expresan la intensidad de una relación que estuvo a la base de la experiencia neocatecumenal desde su nacimiento: la profunda comunión entre dos personas llamadas por Dios para abrir un camino nuevo en la Iglesia que el papa Francisco definió como “un verdadero don de la Providencia para la Iglesia de nuestro tiempo”.

Carmen Hernández es una figura significativa. Tenemos el vivo recuerdo de ella en la plaza San Pedro, por ejemplo, cuando en el 1998 Juan Pablo II se encontró por primera vez con los Movimientos y Nuevas comunidades. Nació en Olvega, España. Se recibió de Química en Madrid. Se retira durante ocho años en el Instituto Misioneras de Cristo Jesús, en Barcelona, donde consigue la licencia en teología. Conoce a Kiko Argüello gracias a su hermana Pilar, en esa época voluntaria de una asociación de rehabilitación de mujeres rescatadas a la prostitución. Durante los años ’60 empieza la obra de evangelización en el barrio Palomeras Altas en Vallecas, como resultado de su búsqueda interior. Entre las casa pobres de los obreros inmigrantes nacen las primeras comunidades del “Camino”. Hay muchas anécdotas sobre ella. Como cuando se ponía de pie después de las catequesis de Argüello afirmando: “Yo le digo siempre a Kiko que el infierno está lleno de predicadores como él”.

Se apagó a los 85 años en su casa paterna en Madrid, después de una larga enfermedad que la había obligado a estar en reposo desde hace un año y medio. La última salida en público fue el pasado 18 de marzo, en la audiencia que Francisco había concedido a las familias misioneras del Camino. El 1° de julio, cuando recibió en audiencia a Argüello y al padre Mario Pezzi -que junto a ella formaban el equipo internacional responsable del Camino- Bergoglio la había llamado por teléfono.

La misa exequial en la Catedral de Madrid la presidirá el arzobispo Carlos Osoro Sierra.

Fuente: Città Nuova

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