La palabra del presidente de la Nación durante la apertura del período legislativo.
La hora y veinte del discurso presidencial tuvo la expectativa propia de esta ceremonia, aunque en éste caso, por tratarse del inicio del primer año de gestión, se incrementaba esa característica porque sus palabras marcarían un estilo, una política, al menos en sus definiciones teóricas.
Esto es de alguna manera relativo porque ya habían estado sus palabras al tomar posesión del cargo el pasado 10 de diciembre. Y algunas de las medidas anunciadas ya habían tenido algún adelanto en los 80 días transcurridos desde el inicio de su mandato.
Como todo discurso de esta naturaleza, pretende abarcar las principales temáticas que hacen a la tarea de un gobierno, sobre todo cuando se inicia. Una manera de analizar las palabras del Presidente es preguntarse antes o después del análisis de lo dicho, de qué no se habló, qué tema, que se supone relevante, no formó parte de su discurso o no fue mencionado de una manera consistente.
En este caso, se puede decir que no hubo ausencias destacables.
Algunos se apuraron a comentar que no hubo una exposición clara y sólida de un plan económico más desagregado, que aun sin entrar en demasiados detalles técnicos, mostrara las pautas y medidas más finas para saber cómo se enfrentarían los difíciles y complejos desafíos a los que el país, y por lo tanto, su gobierno elegido se enfrenta.
Esto pueda, quizás, tener una explicación razonable considerando que estando aun abiertas las tratativas y negociaciones respecto a la deuda externa e interna, cualquier plan que se pretendiera exponer no tendría un marco de credibilidad suficiente.
El tema de la deuda externa e interna como dramático trasfondo mereció algunos párrafos. Se destacan algunos:
“Preferimos una resolución ordenada a la crisis de la deuda y estamos caminando en esa dirección. Pero lo más importante es que el acuerdo al que lleguemos con los acreedores sea sostenible. Necesitamos un acuerdo que le permita a Argentina ponerse de pie y no volver a caer. Eso es innegociable. (…) Este proceso lo vamos a realizar con responsabilidad y con firmeza.
Obviamente esta definición de principios y convicciones sin demasiados detalles, al mismo tiempo que definió un criterio de negociación resultó con gusto a poco a quienes por impaciencia o por dogmas ideológicos esperaban definiciones más tajantes y categóricas. El tiempo, no hay mucho, irá acercando definiciones más concretas. Lo que quedó claro es que no iban a escucharse palabras espectaculares, como las que alguna vez se oyeron sobre este tema, en ese mismo recinto.
En el discurso se pueden encontrar definiciones respecto a objetivos a lograr como prioritarios y, en algunos casos, medidas concretas a implementarse en el curso del año, para alcanzarlos.
Vale la pena señalar que el tono general fue sereno, con algunos puntos con mayor énfasis, pero más por los aplausos que algunos párrafos recibieron que por una estudiada y premeditada actitud del orador. Al respecto no es necesario, para aclarar el tema, entrar en comparaciones.
Aun cuando se hizo referencia al estado general del país, no hubo un “encarnizamiento” expositivo de la “herencia recibida”. Con los datos enunciados alcanzó para señalar la profunda y grave crisis que deberá enfrentarse y cómo los condicionamientos consecuentes dificultarán la recuperación de la economía y sobre todo la urgente necesidad de “amortiguar” las enormes desigualdades generadas o profundizadas. Sí se hizo mención a la obligada investigación sobre las responsabilidades que pudieran corresponder en el irregular manejo de los fondos involucrados en el tema. También se definió nuevamente que la prioridad sería atender a quien resultaron los principales perdedores y víctimas de las políticas llevadas a cabo por la anterior gestión.
Sin entrar en el análisis punto por punto del discurso, la mención de la próxima presentación de la ley para la interrupción voluntaria del embarazo generó una importante adhesión de muchos asistentes. No deja de ser significativo que al mismo tiempo se adelantara la presentación de una ley de protección para las madres gestantes y los primeros 1000 días del recién nacido. Este aspecto fundamental para asegurar un Estado presente en esa circunstancia de la vida de las mujeres madres y sus hijos introduce una temática que no suele estar presente en quienes hace tiempo vienen peticionando por la ley de la legalización del aborto. Grave falencia sin duda, que al menos en el discurso del Presidente tuvo una respuesta.
¿Es excesiva suspicacia relacionar este anuncio con el agradecimiento explícito a las gestiones del papa Francisco cuando en párrafos anteriores, referidos a la deuda externa, se hizo mención a las gestiones realizadas a favor de la Argentina?
Otro tema que había despertado alguna tensión era el anuncio o no del aumento de las retenciones a las exportaciones de algunos cereales, sobre todo la soja. Obviamente se hizo mención a la importancia y al valor de la producción agropecuaria como herramienta indispensable para la recuperación económica, y cómo era necesario y conveniente acordar cuál sería la contribución de ese sector. Pero con bastante sensatez, estando en curso las negociaciones con los principales referentes, se prefirió no avanzar en anuncios que pudieran perjudicar la posibilidad de un acuerdo, difícil por cierto.
La problemática de la reforma del funcionamiento del Poder Judicial era un tema pendiente. Sin entrar en detalles de lo planteado, lo que requeriría un conocimiento de la complejidad de la trama judicial, en gran parte ajeno al ciudadano en general, se plantearon objetivos claros respecto a la celeridad de la resolución de los juicios, la ampliación y reorganización de las instituciones dedicadas a tal fin y sobre todo se atendió con explicitas medidas a la situación de Rosario y Santa Fe, cuya realidad es sin duda preocupante a la luz de las noticias que se generan referidas al aspecto delictual y sus consecuencias.
Otra iniciativa que sin duda deberá mostrar capacidad real y efectiva para cumplir su tarea es la creación de varios Consejos con amplia participación de los sectores directamente interesados en los distintos temas. El Consejo Económico y Social para el Desarrollo Argentino, el Consejo para Afianzar la Administración de Justicia en la República Argentina, la Agencia Federal de Evaluación de Impacto de las Políticas Públicas, Creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y Espacios Marítimos Correspondientes”.
Todos ellos, al tiempo que demuestran una voluntad de realizar una gestión de gobierno más participativa y plural, pueden dar sustento a alguna crítica, ya realizada, respecto al aumento de organismos burocráticos con el sabido costo de fondos públicos y no comprobada eficacia a la hora de las decisiones concretas.
Una vez más, los hechos demostrarán el acierto o no de estas observaciones.
Interesante la decisión de enviar una modificación de la ley de Economía de Conocimiento para sectores intensivos en conocimiento, como software, biotecnología y robótica. Sin duda, una temática no frecuente en los enunciados de un plan de gobierno.
Dos observaciones más a las muchas que se podrían hacer a otros temas abordados en el discurso: interesante el planteo de las preguntas cuyas respuestas deberán formularse “de modo colaborativo y cooperativo” para construir la agenda de un nuevo Contrato 2020/2021. Es “interesante” porque generalmente estos discursos intentan transmitir respuestas y certezas a los problemas que la sociedad plantea. Acá hay “preguntas”… Un desafío sin duda cuya resolución pone a prueba la creatividad y capacidad de diálogo y debate de las organizaciones que conforman el entramado que constituyen una sociedad organizada o que quiere serlo.
Y es de estricta justicia y realmente reconfortante encontrar la especial mención de la tragedia del submarino ARA San Juan y el póstumo homenaje a los 44 submarinistas. Este dolor nunca suficientemente atendido tuvo un espacio en el discurso presidencial. Y en eso, hubo aplausos generales.