Habría recibido financiaciones ilegales de Arabia Saudita, contratado a residentes ilegales – a los que combate sin piedad – y miente reiteradamente.
Los dolores de cabeza del presidente Donald Trumpno los provocan solo las demandas de mujeres que han tenido un romance y que él quiere o se han sentido acosadas. El lobby saudita en los Estados Unidos habría contratado 500 noches en uno de sus hoteles poco después de ser elegido presidente.
Según pudo confirmar el The Washington Post, el gobierno de Arabia Saudita pagó viajes y alojamiento a veteranos militares de Estados Unidos. El paquete pago del viaje incluía que fueran llevados a protestar ante el Congreso por la normativa aprobada por el predecesor de Trump, Barack Obama, que consentía a las familias de las víctimas de los atentados del 11 de setiembre de 2001 presentar demandas a los gobiernos extranjeros. De los 19 terroristas acusados por Estados Unidos de haber realizado esos ataques, 15 eran sauditas. Desde que se conocieran los resultados de las elecciones en 2016, los lobistas cambiaron el hotel contratado para recibir a los veteranos, eligiendo el del presidente Trump, invirtiendo en ello más de 270.000 dólares. El actual mandatario anuló lo dispuesto por Obama por tanto la justicia investiga los hechos porque podría inferirse la existencia de una financiación ilegal por parte de fondos de un país extranjeros.
Los veteranos dijeron desconocer que el gobierno saudita estuviera tras la iniciativa de los viajespagos, así como los lobistas negaron algún tipo de intencionalidad en el cambio del hotel contratado en el paquete.
Pero las cosas no terminan ahí. El The New York Times reveló que un club de golf de propiedad de Trump en New Jersey ha contratado a residentes ilegales para tareas en ese lugar exclusivo para ricos, y utilizado por el propio magnate en sus momentos de relax al estar ubicado a una hora de New York.
La limpieza de su habitación la hizo una migrante ilegal proveniente de Guatemala contratada hace cinco años. La Casa Blanca le concedió un certificado especial como reconocimiento por la labor prestada durante las visitas de Trump, ya que el club es prácticamente su residencia de verano. Entre 2010 y 2013 otra mujer de origen costarricense, que hoy ha legalizado su posición, trabajo en el lujoso club. La organización que administra la propiedad del presidente ha protestado, ante las revelaciones del diario, que no tiene como evitar que alguien presente documentación falsa. Sin embargo, durante su campaña, centrada en el tema de actuar con rigor contra los migrantes ilegales en el país, Trump alegó que su compañía utilizaba un sistema de verificación de los empleados para evitar irregularidades. “No tenemos un solo inmigrante ilegal” aseguró el entonces candidato. Sin embargo, una de las mujeres asegura que es imposible que no se dieran cuenta de su situación irregular, puesto que ni siquiera hablan inglés.
La relación del presidente de Estados Unidos, y sus colaboradores, con la verdad es particularmente conflictiva. Trump suele adaptar la realidad a sus deseos y no viceversa. Una de sus consejeras acuñó suelta de cuerpo la expresión “hechos alternativos” para justificar groseras mentiras como, por ejemplo, cuando se habló de la más multitudinaria asunción de mando de la historia el primer día de Trump como presidente. Las fotos mostraron con total evidencia que eso era mentira. Su ex abogado y hombre de confianza, Michael Cohen, confesó haber mentido sobre los negocios de Trump en Moscú y de haber pagado a mujeres para que no denunciaran al presidente por acoso. Los fiscales que investigan diferentes aristas de denuncias contra el presidente, se están topando con una red de mentiras a un nivel casi enfermizo. El Washington Post ha contabilizado más de 6.400 mentiras afirmadas públicamente en 649 días de mandato. De éstas, 125 fueron pronunciadas públicamente en dos horas por el propio Trump el 7 de setiembre. Las investigaciones que se llevan a cabo están revelando un nivel inédito y sistemático de afirmaciones falsas que, además, el presidente impone a su entorno como muestra de lealtad hacia él. No es fácil. De hecho, de sus colaboradores iniciales, queda algo más de un tercio, ya que el resto prefirió tomar distancia. Lo pudo verificar el fiscal especial, Robert Mueller, que investiga sus mentiras.
como Macri