Un pequeño gran Quijote

Un pequeño gran Quijote

Cuando los niños enseñan a los adultos.

La española Ana López estaba arbitrando un partido de las inferiores entre el local Avilés Stadium y el Deportivo Valdés, líder de la Tercera Alevín Asturiana, en la mañana del pasado sábado 8 de febrero.

Había bastante público en las tribunas, mayoritariamente padres de los jugadores. Los goles del líder no tardaron en llegar y esto impacientó al público, que descargó sus improperios contra la joven árbitra que dirigía su tercer partido. La situación frustró a Ana, quien no pudo contener sus lágrimas, mientras seguía el partido, y arremetían los insultos. Esto motivó al arquero Diego Pablo Hernández de tan solo 11 años, a dirigirse frente a la tribuna, para decirles: «Callad y dejad a la árbitra tranquila de una vez. ¿No veis que está llorando? Parad, parad».

Todavía no había concluido el primer tiempo, quedaba la mitad del  partido por delante. En la cancha ya no se escuchó nada más contra la árbitra: fueron todos apoyos.  «Lo estás haciendo bien, venga ánimo», le gritan.

Concluye el partido. Diego Pablo que jugó de arquero, detuvo el tiro más importante: el de atajar la injusticia.  «Muchas gracias por todo», le dice Ana.

«Solo me daba pena que llorases y me parece que la situación ha sido injusta. Son los padres los que deben trasmitir otros valores», fue la respuesta de nuestro Quijote. Cuanto tenemos para aprender de nuestros benditos jóvenes…

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Avilés Stadium

Es un club de fútbol  creado en junio de 1915. Su particularidad es la de ser un club diferente desde todos los ámbitos. El club nació desde la humildad y creció mediante el trabajo personal de cada persona que trabaja de forma desinteresada por estos colores.

En el Avilés Stadium pregonan sus propios valores, lejanos a los del fútbol moderno que se orienta por los valores económicos que lo hacen alejarse cada vez más del aficionado. Se especula con paquetes accionariales, terrenos de uso deportivo, futbolistas, representantes, abonos y entradas a precios prohibitivos, haciendo del aficionado un mero cliente al servicio de la corrupción.

En el Avilés Stadium, promueven el fútbol tradicional, donde cada socio se siente partícipe del proyecto al ser dueño de su club, sin ánimo de lucro, creando lazos de unión con todos los ámbitos de la sociedad y fomentando la educación y cultura entre los menores. ¡Vaya si lo lograron con embajadores como el pequeño Diego Pablo!

Fuente: Diario El Comercio

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